Los avances en paridad entre hombres y mujeres en el mundo empresarial y laboral son considerables, tal y como constatan diversos informes. Pero eso no se traduce en un reparto más equitativo de poder y responsabilidad. Hay mujeres, pero no mandan tanto como los hombres. Queda, pues, bastante camino por recorrer.
España se sitúa en las posiciones de cabeza entre los países con mayores niveles de paridad en los puestos de poder de las grandes compañías. En las empresas que componen el Ibex 35, este año se ha superado por primera vez el 40% de representación femenina en los consejos de administración. Un porcentaje al que obliga la nueva Ley de Paridad y que ya recogía el Código de Buen Gobierno aprobado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores la pasada década. En concreto, el número de mujeres subió de 176 a 183 en un año, lo que supone el 41,22%, según el XIII Informe Mujeres en los Consejos de Administración del IBEX 35 y VIII Radiografía del Mercado Continuo, que elaboran anualmente Atrevia e IESE Business School. Sin embargo, al ampliar la foto a todas las firmas del mercado continuo, el porcentaje baja hasta el 36,34%.
Si nos fijamos en las mujeres presentes en comisiones del Ibex35, el frío dato dice que han aumentado en el último año, llegando al 48,12%, lo que, en principio, es una buena noticia. Sin embargo, un análisis más pormenorizado deja al descubierto que ellas tienen mayor presencia en las áreas de sostenibilidad, medio ambiente y buen gobierno. Pero aún son pocas, apenas el 21%, en la comisión ejecutiva. Es decir, donde de verdad se maneja el negocio. Y menos aún son las que llegan al puesto más alto. Solo 15 empresas cotizadas están presididas por mujeres: 4 del Ibex (11,47%) y 11 en el resto del continuo (13,25%).
Ensanchando la muestra, para tener en cuenta a compañías no cotizadas, familiares y públicas, llega uno de los datos negativos de este 8M. El número de mujeres directivas en España disminuyó del 40% al 38,4% el año pasado, según los datos del informe Women in Business 2025, que la consultora Grant Thornton lleva elaborando más de dos décadas. Aun así, el país sigue en la primera posición en Europa y sexta del mundo, estando por encima de ambas medias, que se sitúan en el 34%. Tomando solo la cifra de mujeres que son CEO, el descenso en un año fue de 7 puntos, hasta el 19,3%. Estos resultados vienen a dar la razón a las voces del feminismo que sostienen que la paridad no se puede dar por sentada, y que es necesario seguir trabajando por ella, para que no se produzcan retrocesos.
Sin posibilidad de tener carrera
Para llegar a puestos directivos es necesario comenzar subiendo el primer escalón del escalafón. Sin embargo, el 45,2% de las 800 profesionales entrevistadas para el Observatorio de la Mujer Profesional en España de EAE Business School asegura que nunca ha ascendido, aunque el 68% sí quiere hacerlo. Más de la mitad señala la perpetuación de los estereotipos de género como uno de los motivos detrás del estancamiento de sus carreras. Aunque también reconocen que, en muchas ocasiones, son las mujeres las que se ponen las barreras. Y el 80% considera que otras personas han confiado más en sus competencias que ellas mismas. Lo que demuestra que el síndrome de la impostora es casi más difícil de romper que el famoso techo de cristal.
Otro dato conocido en estos días deja de manifiesto que incluso cuando las mujeres tienen el mismo puesto de los hombres, sigue habiendo una diferencia entre ellos. Es lo que se desprende del estudio La presencia femenina en el Tercer Sector 2025, de Fundación Lealtad. Aunque es un sector feminizado, con un 74% de empleadas, cuanto mayor es el tamaño de la organización, menor es la probabilidad de que esté presidida por una mujer. Y cuando una llega a ese cargo, gestiona un 41% menos de presupuesto que las organizaciones presididas por hombres, 4,3 millones de media frente a 7,3 millones.
Dos porcentajes más antes de acabar, estos procedentes del I Estudio de Triodos Bank sobre Conductas sostenibles de la población española, y que dan para reflexionar. Un 30% de los jóvenes entre 18 y 25 años, esos que han nacido en años de mayor igualdad, no considera relevante las medidas para afrontar la equidad de género. Frente a ellos, las personas entre 56 y 65 años, aquellas que nacieron cuando las mujeres españolas tenían menos derechos, son las que más importancia dan a la igualdad.
