España contiene el aliento ante los nuevos avisos lanzadas por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). La agencia puso en aviso a hasta nueve comunidades por el anuncio de un nuevo capítulo de lluvias torrenciales provocado por una nueva dana que llega solo una semana después del fin de la mayor catástrofe climática que este país ha sufrido en este siglo y que ha dejado al menos 223 muertos y ha arrasado hogares, escuelas e infraestructuras. Tras el malestar ciudadano, que expresaron las 130.000 personas que tomaron las calles de Valencia la semana pasada, las autoridades esta vez se han apresurado a actuar. En especial en la Comunidad Valenciana, donde todavía este martes se hallaba una nueva víctima en la Albufera. Los gobiernos pidieron no salir a la carretera, cerraron escuelas e intentaron protegerse otra vez de posibles inundaciones de arroyos y barrancos. Las medidas no se quedaban en ese territorio: también Cataluña, Baleares o Andalucía ponían sobre la mesa medidas para protegerse contra la dana.
Dos semanas después de las fuertes inundaciones que sufrieron más de 75 municipios de la Comunidad Valenciana, la Aemet ponía en alerta a nueve comunidades (Aragón, Asturias, Cantabria, Baleares, Castilla y León, Cataluña, Galicia, Murcia y Comunidad Valenciana), pero avisaba de que, de nuevo, el peligro se centraba sobre Baleares –que el pasado mes de agosto ya sufrió fuertes inundaciones—, la Comunidad Valenciana, Murcia, Málaga y Andalucía Occidental. En esas zonas, según la agencia, se pueden acumular hasta más de 120 litros cúbicos en doce horas. Pasadas las 21.00, se dio la alerta roja para Málaga, y sobre las 23.00, para el litoral sur de Tarragona. Para el resto, los avisos eran naranja y amarillos. Asimismo, unas 3.000 personas fueron desalojadas este martes por la Junta de Andalucía en los municipios malagueños de Álora, Cártama, Alhaurín de la Torre, Pizarra y Málaga, los que se vieron más afectadas por la dana de hace justo dos semanas.

Las principales preocupaciones estaban en esas localidades en las que se cebaron las riadas. Por ejemplo, Paiporta, Picanya, Chiva o Aldaia. Ahí los alcaldes buscan sobre todo proteger a sus poblaciones y lo logrado hasta ahora, que es empezar a dejar atrás el aislamiento. Lo sucedido la Comunidad Valenciana, donde se augura una ardua batalla política por la gestión de la dana –Compromís ha acusado al presidente, Carlos Mazón, de “homicidio imprudente”— llevó al resto de autonomías a apresurarse a actuar ante un fenómeno climático que, aunque se prevé más débil, ha demostrado que también puede ser impredecible.
Ante los avisos de la Aemet, Cataluña mandó una alerta a los vecinos de cinco comarcas de Tarragona por fuertes lluvias previstas para casi todo este miércoles y suspendió las clases en todos sus centros educativos, incluidas las universidades. Unos 40 municipios de la Comunidad Valenciana, también la capital, decidieron hacer lo propio, mientras que a última hora de la noche la Junta de Andalucía también avisó a los móviles de los malagueños. El Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla suspendió las clases en toda la provincia de Málaga y en cuatro localidades de Granada. La Universidad de Granada decretó a última hora el cierre de todos sus centros y canceló todas sus actividades. El Gobierno de Salvador Illa, además, decidió sacar de la agenda de los hospitales las visitas no urgentes en los centros de las zonas amenazadas. Estos se vieron colapsados durante la dana, en la Comunidad Valenciana no tanto por las urgencias requeridas, sino también porque quienes recibían el alta quedaron incomunicados.
Y todo ese nuevo capítulo de temor se producía justo en el arranque de la cumbre del clima, que en esta ocasión se celebra en Bakú (Azerbayán). Hasta allí llevó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la tragedia de Valencia. El mensaje era claro: esa catástrofe exponía lo que vienen advirtiendo los científicos desde hace años: que el cambio climático se cobra vidas y pérdidas económicas millonarias. “No es un hecho aislado, el cambio climático mata, debemos actuar”, recordó Sánchez. Hasta la noche del martes, las lluvias provocaban ya retrasos en aeropuertos de Baleares y cortes de carreteras en Castilla y León. Los políticos cruzan los dedos para este miércoles. Sobre todo, en Valencia. Y justo el día en el que la zona más castigada por la dana recupera el 99% de su movilidad.