Miles de personas han desafiado la lluvia este sábado y han vuelto a salir a las calles de Valencia para reclamar la dimisión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, del PP, por la gestión de la dana y para demostrar que la ciudadanía “no se olvida de las víctimas” de las inundaciones del 29 de octubre, que causaron 224 muertos, tres desaparecidos y dos trabajadores fallecidos en las tareas de limpieza en la provincia de Valencia. Es la cuarta manifestación organizada con los mismos fines en los últimos tres meses.
Bajo un enjambre de paraguas que se mueven lentamente, Dolores clama por la justicia. “Solo pido justicia por ellos, que me los han quitado. Era lo mejor que tenía”, dice de manera entrecortada, portando las imágenes de su marido y sus dos hijos fallecidos en la catástrofe. A su lado, Aitana, una joven estudiante también de Catarroja, lamenta la pérdida de su abuelo ahogado y pide responsabilidades. Ambas sujetan la pancarta que abre la manifestación y discurre por el centro de la ciudad y en la que se puede leer “Mazón dimissió”.
Es el grito más repetido, como en las anteriores manifestaciones. La afluencia es sensiblemente inferior a las 130.000 personas que asistieron a la primera el 9 de noviembre y a las cerca de 80.000 de las siguientes (según las estimaciones de la delegación del Gobierno), pero la gente ha respondido a la convocatoria pese a una lluvia no intensa pero sí persistente durante buena parte del recorrido, que ha partido desde la plaza del Ayuntamiento para acabar en la plaza de la Virgen.
Organizada por más de 200 entidades civiles y sociales y de sindicatos, la mayoría de izquierdas, en esta cuarta manifestación contra Mazón y el Consell ha tenido especial protagonismo el sector cultural y educativo, alumnos, profesores y padres de centros escolares dañados por la dana. Montse, profesora en Picanya, critica que 90 días después no haya normalidad en muchos colegios, que algunos alumnos aún estén dando clases telemáticas o que no se puedan utilizar muchas instalaciones. “Sense pati, no hi ha infància” (”Sin patio no hay infancia”), apuntan varias pancartas. El consejero de Educación, José Antonio Rovira, es el centro de las peticiones de dimisión, después del jefe del Consell.
La Nova Muixeranga de Algemesí, uno de los pueblos afectados, antecede a la marcha, parando de vez en cuando para formar sus populares torres humanas. Anna Rosa tiene 29 años y es la presidenta de esta agrupación. “En Algemesí aún hay mucho barro, aún están bomberos y el Ejército trabajando para que todo vuelva a la normalidad”, explica. “Le pedimos la dimisión a Mazón, por vergüenza, y que pida perdón”, espeta. “Creo que el sector cultural será lo más dañado tras la dana. El poco dinero que se daba a la cultura, no sé si lo volverán a dar con la excusa de que hay cosas más importantes”, lamenta. El presidente de la colla, Raúl Sanchis, añade que no habrá normalidad hasta que todo vuelva a ser como antes y el presidente valenciano asuma su responsabilidad por al ausentarse durante horas del centro de Emergencias el día de la fatídica dana. Las referencias críticas a su larga comida en un restaurante aquel día han sido repetidas.
Carmen Rodríguez es una vecina afectada de la pedanía valenciana de La Torre. “Mis hijos y mis nietos llevan tres meses en mi casa porque perdieron la suya, que era una planta baja”, explica. Ella también se considera afectada porque “nos ha cambiado la vida a todos”. Esta mujer de 69 años explica que solo ha recibido“algunas ayudas. “Nos faltan, estamos a medias”, agrega. “En nuestro barrio hay mucha gente con muy poco nivel adquisitivo que aún no puede entrar en su casa, porque no ha recibido las ayudas”, denuncia.
Horas antes de la manifestación, Mazón, ha expresado “todo el respeto, apoyo y cercanía para toda la gente que siente dolor”. “No tengo el mismo respeto ni cercanía para los que intentan aprovechar el dolor para hacer política y sacar unos cuantos votos”, ha declarado, durante su visita al Juzgado Privativo de Aguas de Orihuela (Alicante).