Kristin Davis cumple 60 años el próximo 23 de febrero y ha decidido que es el momento de hablar. Lleva tres décadas siendo conocida por sus papeles secundarios en series de televisión y películas, desde que consiguió su gran oportunidad en Melrose Place en 1995. “Yo acababa de abrir un estudio de yoga; ese era mi plan B”, recuerda la actriz en una entrevista con People publicada este miércoles 5 de febrero. Pero consiguió el papel ―se lo arrebató a Hillary Swank, actual ganadora de dos Oscar―, así que dejó de lado el estudio de yoga para interpretar a la mala de la serie de moda de entonces. Tiene recuerdos maravillosos de aquella época, pero también horribles: “Había una atmósfera general en el set sobre la situación de la delgadez que era difícil. Todas las personas eran hermosas y superdelgadas”, recuerda ahora la actriz. “Había mucho estrés. Si tenías caderas era un problema”, lamenta en la conversación con el medio estadounidense.
Ese afán de delgadez llevó a Davis a contratar un entrenador personal de atletismo y asegura que hacía clases de spinning de 90 minutos consecutivos. “Estoy segura de que no comía. Estaba tan mareada que una vez me desmayé en un aparcamiento. A veces no podía recordar mi nombre”, reconoce. A pesar de todos estos insanos esfuerzos, dice que un día su compañero Thomas Calabro le advirtió que los productores todavía estaban preocupados por su peso. “Él me dijo: ‘Kristin, estoy muy feliz de verte aquí. Solo quería decirte que te ves genial’, y yo le dije: ‘Oh, gracias. ¿De qué estás hablando? ¿Qué quieres decir?”, empieza a contar. “Él dijo: ‘Oh, sé que los productores están muy estresados, pero creo que es increíble que tengamos a una mujer con curvas”. Fue un mazazo para ella, pero también la gota que colmó el vaso para enfrentarse de una vez por todas con los productores. “Fui a ver al productor y le dije: ‘Thomas Calabro me acaba de decir que estáis estresados por mi peso. ¿Alguien ha dicho algo? ¿El Sr. Spelling [el productor ejecutivo] dijo algo?’. Él me dijo: ‘Creemos que te ves hermosa’, y yo le dije: ‘Sí, ¿y?’. Me respondió: ‘Simplemente, no engordes”.
Davis también recuerda que rechazaba los platos de cocaína que circulaban a su lado en las fiestas de Los Ángeles, y que empezó a beber muy pronto. “Era liberador hasta que dejó de serlo”, confiesa la actriz que da vida a la romántica Charlotte en Sexo en Nueva York. “Si no me hubiera gustado actuar, no creo que hubiera parado, porque no habría tenido motivos para hacerlo. Pero soy una persona con un carácter tipo A, quería ser muy buena en todo lo relacionado con mi trabajo, y fue entonces cuando se me ocurrió por primera vez que actuar y beber no iban a ir muy bien juntos”.
Cuando se unió al elenco de Sexo en Nueva York, en 1998, tenía 33 años y bastante popularidad. Ha sido la otra serie de su vida, pero admite que al principio tampoco se sintió cómoda rodando las escenas íntimas que exigía el guion, muchas de las cuales le resultaban innecesarias. “No me sentí protegida”, admite en su entrevista con People, que la ha llevado a la portada de su último número. “También siento que no hablamos de ello como grupo de una manera que hubiera sido útil y que hubiera sucedido ahora. Por ejemplo, si hubiera habido coordinadores de intimidad y todo eso. Habría habido mucha más discusión ahora, pero no la hubo entonces”, considera.
![El elenco de 'Melrose Place' en 1996. Kristin Davis está sentada abajo, a la izquierda.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/H4NHEIW44JHVLMT3BX52RDFGXU.jpg?auth=1d5e332c588e5c0076b4d1ba900882b632762f0392a764c88ff306d405413733&width=414)
Todas estas confesiones coinciden con el lanzamiento de su nuevo podcast, Are You A Charlotte?, cuyo primer episodio se emitió el 13 de enero. El programa se centra en desvelar historias nunca antes contadas de Sexo en Nueva York fuera de cámaras. “Reúne el pasado y el presente mientras hablamos con el corazón, el humor y, por supuesto, algo de optimismo”, dice la descripción del podcast, en referencia a la siempre esperanzada Charlotte. En el primer episodio tuvo como invitada a Sarah Wynter, que interpretaba a Elizabeth, y en el último, estrenado esta semana, charló con Michael Patrick King, guionista de la serie.
A pesar de que es un podcast centrado en los personajes de Sexo en Nueva York y el título del programa lleva el nombre de su personaje, ante los micrófonos es la propia Davis la que se está dejando conocer. En la primera emisión, por ejemplo, contó la pesadilla que vivió con un chico que le dejó de hablar en los años noventa y que, según dijo, todavía le debe 5.000 dólares. “Normalmente soy muy cuidadosa y no hablo de mi vida privada”, comenta a People. Pero algo está empezando a cambiar y ha comenzado a reclamar el protagonismo que no ha tenido en el pasado. “Es maravilloso verla a cargo de este nuevo mundo que está creando. Es parte de su crecimiento y de todo su poder”, opina al respecto en el reportaje Cynthia Nixon, Miranda en el universo de Sexo en Nueva York. Ambas comparten el mismo proyecto para 2025, la tercera temporada de And Just Like That…, secuela de la serie que ha vuelto a poner en el mapa a Davis en el momento que más cómoda se siente.
A sus casi 60 años, la actriz cree que vivimos “en una sociedad realmente discriminatoria por la edad”, pero también considera que finalmente ha llegado a “aceptar y amar” la forma de su cuerpo. “En lugar de preocuparme por no estar delgada como un palo, simplemente hago cosas que disfruto, como yoga y pilates”, le confesó a la revista Woman en 2023. Defiende la opción de hacerse retoques estéticos ―ella misma se los ha hecho―, pero también insiste en la importancia de hacerlos por propia voluntad y no por presión ajena. En 2021, decidió eliminar sus rellenos faciales después de ser “ridiculizada implacablemente” en redes sociales, según lamentó entonces en The Telegraph. “Es difícil enfrentarse a tu yo más joven todo el tiempo. Y es un desafío recordar que no tienes que lucir así. Internet quiere que lo hagas, pero también quiere que no lo hagas. Tienen muchos conflictos…”, afirmó. Ahora, de vez en cuando, sube selfis con la cara lavada y el pelo revuelto, demostrando a sus seguidores que ella también es esa persona y que está bien que así sea.