Los ecos de la pandemia de covid-19 aún resuenan en México. Mientras el país no se pone de acuerdo con la cifra exacta de muertos —el Estado registra 333.336 defunciones, el instituto de estadísticas, Inegi, 511.081, mientras que organizaciones independientes apuntan a estadísticas mayores—, la realidad es que de aquella horrible experiencia no se han tomado las medidas necesarias para enfrentar otra nueva emergencia sanitaria tan grave como la ocurrida hace cinco años. “México es muy vulnerable, no estamos preparados. Aquí la pregunta no es si va a haber otra pandemia, sino cuándo. No tenemos las herramientas para enfrentarla, porque requiere una preparación con muy largo aliento y eso nos ha fallado como país”, afirma Susana López Charretón, del Instituto de Biotecnología de la UNAM.
El Gobierno mexicano decretó la alerta sanitaria el 23 de marzo de 2020, un mes después de que se detectara el primer caso de covid-19 en el país. La enfermedad, sin embargo, había atraído la atención mediática desde diciembre de 2019, cuando las autoridades sanitarias de China registraron casos de una nueva enfermedad respiratoria en Wuhan, que sería conocida como coronavirus SARS-CoV-2. La Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió declararla pandemia el 11 de marzo de 2020, tras el rápido aumento de infecciones. Comenzó entonces una pesadilla que dejó 15 millones de muertos a nivel mundial. Al conmemorarse cinco años del inicio de aquel horror, los científicos en México cuestionan la preparación del país frente a otro hecho que puede llegar a ser igual de mortal.
“Las condiciones actuales, el número de personas en el mundo, el cambio climático, están propiciando este tipo de contactos cercanos con animales y el tipo de enfermedades que hemos visto son zoonóticas: Nos contagiamos por estar cerca de animales y mosquitos a los que no estábamos acostumbrados. No podemos salvarnos de un huracán cuando ya está el huracán encima de uno. En nuestro país fue más que obvio que necesitamos estar preparados y no lo estamos”, critica la científica de la UNAM en entrevista telefónica. López Charretón asegura que México no aprovechó la experiencia de la covid para mejorar su infraestructura ni apuntalar la investigación científica para poder enfrentar un nuevo reto similar al de 2020. “Una cosa es muy tangible: Se requiere muchísima infraestructura científica y tecnológica en un país para poder afrontar estos problemas. Cuando empezó la pandemia, todos los científicos y médicos nos volcamos a tratar de resolverla, pero es claro que no tenemos el desarrollo en casa. La realidad es que la masa crítica es pequeñísima para un país de más de 100 millones de habitantes y el apoyo que se requiere para hacer ese tipo de estudios no lo tenemos”, comenta.

La científica alerta de que México apenas cuenta con 200 virólogos y tiene pocos centros de investigación especializados. Las universidades hacen su esfuerzo, pero sin apoyos públicos y privados es difícil desarrollar la infraestructura que permita investigar nuevos virus o desarrollar vacunas o medicamentos. “En México hubo una escasez tremenda de todo, justo porque no somos productores de nada, tampoco de vacunas. Y la pregunta de todo el mundo era dónde están los ventiladores, dónde están los científicos que hacen ventiladores, dónde están los científicos que estudian virus y que hacen vacunas”, afirma.
Una de las armas que las sociedades modernas pueden blandir para hacer frente a amenazas como la covid-19 es la investigación. López Charretón aboga por más apoyo a la virología, que estudia el comportamiento de un determinado virus en nuestras células para desarrollar vacunas que permitan combatirlos, sin causar graves daños en nuestro organismo, que fue el temor de muchos escépticos sobre las vacunas contra la covid. “La masa crítica de investigación en México es muy pequeña, porque el apoyo es muy pequeño. Tenemos que cambiar también la manera de trabajar, porque en Estados Unidos y en muchas partes del mundo la industria también invierte en investigación y acá no hay inversión privada en investigación”, dice la especialista.
Ella agrega que al apoyo a la ciencia se debe unir la educación, tanto de parte del Estado como de la comunidad científica, que es la que tiene la información privilegiada. “Un papel que sí podemos tener la gente que trabajamos con estos problemas es aprender a divulgar, aprender a enseñar a las personas qué es un virus, cómo nos contagiamos, cómo no nos contagiamos, tratando de hacer con información científica, divulgación para educar. Repetirle hasta el cansancio medidas sencillas, como es el uso de cubrebocas, una costumbre muy sana que previene contagios, además de las vacunas, porque soy una fiel creyente de que las vacunas nos han sacado de muchísimos problemas”, recomienda la experta.