Cuando salió de Operación Triunfo, Aitana Ocaña (25 años) trató de cerrar esa puerta a su intimidad que se abrió en un concurso retransmitido las 24 horas y, explica, se convirtió en la estrella del pop perfecta que el público esperaba. Siete años después, ha publicado tres discos, ha protagonizado una serie y una película, tiene una muñeca, es la imagen de varias marcas… “No he parado”, asegura. A la espera de su nuevo trabajo y de sus dos conciertos (con todo vendido) en junio en el estadio Bernabéu, la artista protagoniza el 28 de febrero Metamorfosis, una docuserie de Netflix, producida por Komodo Studio y dirigida por Chloé Wallace (Mala influencia), con su versión de la historia.
Pregunta. ¿Por qué decidió hacer esta docuserie sobre su vida?
Aitana. Llevo siete años siendo Aitana la cantante, la persona que conoció la gente cuando tenía 18 años no solo por cómo canto, sino por cómo soy. Me sentí muy vulnerable y expuesta en aquel momento. Era muy inocente, demasiado espontánea. Entonces empecé a guardarme algunas cosas para mí. Me dije a mí misma que tenía que ser la chica perfecta que todos querían. La gente ve en mí a esa persona que pueden llegar a ser. Vengo de un pueblo de 3.000 habitantes. Es algo que me pasó de la nada. Ahora estoy en ese momento en que me apetece hacer partícipe a la gente de lo que me está pasando. No soy la chica perfecta ni quiero serlo. Quiero enseñar que soy vulnerable, que tengo muchos miedos que la gente ni sabe. Y que vivo con eso.
Chloé Wallace. Todo el mundo tiene ideas preconcebidas sobre ella. Me parecía muy interesante explorar narrativamente las cosas que la gente no ve de ella.
P. ¿Qué queda por contar de una vida que parece narrada al segundo?
A. Quería que todo lo que saliera fuese real. Estaba muy obsesionada, por ejemplo, con que me siguiesen las cámaras todo el tiempo. Le dije al equipo que no hicieran un planning, mi vida ya está mega planeada. No necesito contenido, mi vida es todo el tiempo contenido, no paro de hacer cosas.
P. La docuserie se llama Metamorfosis, ¿en qué se ha convertido?
A. El nombre se le ocurrió a Chloé. Hay un cambio muy evidente. Me veo al principio y pienso: “Estaba loca de la cabeza”. Soy la misma persona, pero cambio porque maduro. Nunca me había dado un bajón tan grande como el de este último año. Sentía que empezaba a no ser feliz y no sabía por qué. Me siento muy agradecida, tengo un montón de cosas increíbles, pero también puedo estar mal y no me tengo que sentir culpable.
C. W. Porque eres humana.
P. ¿Está contenta?
A. Me siento más en calma y en paz. Hay algo que me produce mucho nerviosismo sobre el documental porque hay muchas cosas que antes no había contado. Hasta mis mejores amigas me han dicho que no las conocían.
P. Como por ejemplo…
A. Mi miedo a la muerte. Es algo que me ha costado decirle hasta a mi psicóloga que me trata la hipocondría por si me mandaba al médico. Este documental es un regalo que le hago a mis fans y a mí misma al permitirme exponerme así.
C. W. En las conversaciones previas con ella y su equipo ya me empecé a plantear que había que contar qué hay debajo de una persona de 25 años que es capaz de sostener todo esto y de esta manera. Quería que ella dentro de 10 años pudiera ver cómo estaba y el cambio que ha vivido. Como cuando ves cintas de cuando tienes tres años, pero a lo grande.
P. ¿Quería cambiar la narrativa que se ha construido sobre usted?
A. En la docuserie abro las puertas a la gente en lo profesional y personal desde un lugar donde me siento segura porque lo cuento como a mí me da la gana y lo que a mí me da la gana.
C. W. Esto es un documental y no un reality. Mi sueño era contar el cambio en un personaje, como sucede en una película de ficción, y eso es lo que ha pasado. Ha sido muy bonito y una suerte.
P. Tratan la presión social que ha vivido sobre cada cosa que hace en su trabajo, pero también sobre su cuerpo. Algo que no les sucede a los hombres.
C. W. Con esto he sido muy pesada.
A. Las dos abanderamos un discurso muy feminista. Se me ha puesto en una cajita de cristal y cuando me he salido un poco de la línea de la perfección me han criticado en todas partes. Siempre he querido gustar y que nadie se sienta incómodo. Y ahora ya me está gustando más que alguna persona se sienta incómoda.
Esto es un documental y no un reality. Mi sueño era contar el cambio en un personaje
Chloé Wallace
P. Han criticado cómo baila y le han hecho por ello responsable de la educación de las niñas. Algo similar le pasó a Miley Cyrus hace ya años. ¿No hemos avanzado nada?
A. Las mujeres avanzamos cuando hacemos lo que nos da la gana. En cualquier caso, nos van a criticar.
C. W. Las mujeres lideran las listas de música. Pero cuesta más avanzar en lo social.
P. ¿Le preocupa cómo se va a recibir este y otros mensajes que lanza en la docuserie?
A. Me da miedo el momento meme en Twitter: que se saquen clips del docu con una declaración, que se quede en eso y que todo se tergiverse.
C. W. Pero eso pasa con todo en su vida. Es imposible que no lleven cualquier cosa que dice a un lugar negativo.
A. No suelo salir a decir nada porque si tuviera que desmentir cada cosa que dicen de mí me pasaría el día delante del ordenador. Para eso también es el docu. Esto no lo hago por dinero porque ya podría ser millonaria por las ofertas que he tenido por contar mi vida.
P. ¿Cómo se siente marcando límites?
A. Me ha costado mucho, pero funciona.
P. Reconoce que en los últimos siete años ha quemado etapas casi sin darse cuenta. ¿En qué se parece su vida a la de otra chica de 25 años?
C. W. Se ha saltado un montón de etapas, pero es que no había posibilidad de hacerlo de otra forma. Hace un esfuerzo por estar en esa normalidad gracias a su familia y a sus amigas de siempre. No puede salir de fiesta, coger el metro, el Ave… sin que le hagan 500 fotos.
A. Me encantaría poder hacerlas. Por ejemplo, mis amigos no se sienten cómodos con que yo les pague cosas, pero si yo no alquilo una casa con seguridad para ir de vacaciones, no puedo ir. Si quiero ir a la playa, tengo que coger un barco. ¿Crees que alguna de mis amigas se lo puede permitir? No, pero es que no quiero ir sola.