La residencia Tàber de Barcelona para personas de la tercera edad ya ha puesto en marcha el traslado de 24 ancianos tras la compra de la finca por parte de un fondo de inversión francés. Cerrará sus puertas definitivamente el próximo 28 de febrero. El bloque se convierte así en el primero de los cinco que hay amenazados en Barcelona por la especulación inmobiliaria. Dos de las residencias, Tàber y Les Palmeres, están en dos pisos principales de la Gran Vía, y otras tres en las calles de València, Aragó y Consell de Cent. Todas ellas suman 111 plazas, la mayoría públicas o concertadas, como es el caso de Tàber. Los familiares ven “inadmisible” el escaso margen con el que se les ha comunicado el traslado, que dependerá del Departamento de Derechos Sociales de la Generalitat, pero solo en el caso de las 21 plazas que cuentan con financiación pública.
El Ayuntamiento confirmó el martes que se ha ofrecido como mediador entre la nueva propiedad y los familiares de los residentes. La regidora de Salut y personas con discapacidad, Marta Villanueva, aceptó un ruego de Barcelona en Comú para que el gobierno municipal inicie un proceso de mediación coordinado con las familias y las administraciones competentes, pero dijo que desde el gobierno municipal solo pueden acompañar a las familias porque la reubicación es responsabilidad exclusiva de la Generalitat.
“Este no es el modelo que defendemos. Es inaceptable que los fondos de inversión hayan aterrizado en el sector residencial a hacer negocio, vulnerando los derechos de nuestros mayores”, ha denunciado María José Carcelén, presidenta de la Coordinadora Familiares de Residencias 5+1, durante la concentración de este miércoles frente a la finca. Carcelén ha lamentado el abandono de los residentes, ya que la residencia es concertada y aquellos con una plaza privada deberán realojarse por sus propios medios. “No se les puede mover como a un mueble, eso tiene un precio”, ha apuntalado. El Departamento de Servicios Sociales ha avanzado que los residentes con plaza pública tienen garantizado el realojamiento, pero han asegurado que no puede hacerse cargo de las privadas. Según ha confirmado, todos los usuarios se quedarán en alguna residencia de Barcelona.
“Mi madre tiene 87 años y lleva en Tàber desde agosto de 2023, pero hasta el pasado 1 de enero no consiguió la plaza pública. Nos han dado dos opciones: la residencia Domus 6, en el distrito de Gràcia, y la Colisée, en el distrito de Sants-Montjuïc”, ha explicado Antonio Martín, hijo de la residente. Una de las preocupaciones de los familiares es la imposibilidad de encontrar plazas públicas, ya que el 59% de las residencias geriátricas de Cataluña tiene lista de espera de más de un año. En un 17%, asciende a más de tres años, según los datos de 2024 de la Conselleria de Drets Socials. La consejería ha respondido a la angustia de las familias por no encontrar una alternativa y sostiene que están trabajando en adquirir nuevas plazas si no logran reubicarlos a todos.
Familiares que se han concentrado frente a la finca, que ya cuenta con un andamio para su revestimiento, han acusado a la dirección de aceptar nuevos residentes cuando la operación estaba cerrada. “La residencia aceptó a un usuario el 14 de enero y el pago de dos mensualidades, y el 17 de febrero le comunicaron el cierre del geriátrico. Aquí se ve la mala fe de la dirección, es un absoluto desprecio”, ha lamentado Martín. Ahora los familiares deberán enfrentarse a la incertidumbre de no encontrar alternativas. La dirección de la residencia no ha querido responder a este diario, por lo que no se conoce el futuro de sus 16 empleados.
La batalla social que se desató entre vecinos, Generalitat y el fondo inversor que pretendía comprar la Casa Orsola, supuso un punto de inflexión en la crisis de vivienda que padece el Eixample de Barcelona. Entidades como la Asociación de Vecinos de la Derecha del Eixample, el Sindicato de Inquilinas o Marea de Pensionistas han respaldado a las familias y residentes. Aunque el caso de la residencia Tàber no es un caso aislado, los vecinos temen que más fondos de inversión pongan el foco en el sector residencial. Serveis Socials ha subrayado que no es “ninguna novedad” que pase esto, ya que en los últimos años ha sido recurrente la compra de edificios enteros en los que había residencias de mayores por parte de inversores privados porque el Eixample es una ubicación “privilegiada”.