La información es la clave para las mujeres que viven la maternidad y la menopausia al mismo tiempo. El hecho de conocer los cambios que acarrea esta etapa vital para poder gestionarlos, y que también el entorno esté al tanto de la situación, facilitará el climaterio. Pero, ¿qué es el climaterio? “Se trata del tiempo de transición entre la etapa reproductiva y la edad avanzada, que conlleva diversos cambios, como los hormonales”, lo define Eloy Muñoz, ginecólogo del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid. “Abarca tres periodos: la premenopausia, momento en el que empiezan los cambios; la menopausia en sí (la fecha de la última regla de la mujer); y la postmenopausia, que dura hasta que los cambios hormonales y físicos se estabilizan”, añade el experto. La edad en la que sucede es entre los 45 y los 58 años, aunque también puede producirse una menopausia precoz (antes de los 45 años). Según explica Muñoz, no hay dos climaterios iguales, cada mujer lo vive de una manera.
“Es como una huella dactilar: única e intransferible. Las experiencias son muy variadas, porque al bajar el nivel de hormonas femeninas, e incluso masculinas, puede afectar de muchas formas, como con cambios psicoemocionales, incapacidad de concentrarse correctamente o pérdida de atención y de memoria”, explica Silvia P. González, presidenta de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM). “El climaterio coincidía años atrás con el nido vacío, pero en la actualidad ha pasado a tratarse del nido demasiado lleno, porque las mujeres pasan a hacerse cargo de sus padres mayores en esta etapa de su vida”, destaca la especialista en obstetricia y ginecología a la vez que señala que la edad para ser madres ha aumentado en países como los europeos, entre otras cosas porque se permite la reproducción asistida hasta los 50 años. “Quienes deciden ser madres tarde, cuando acaban con la lactancia de su bebé ya no vuelven a tener la regla porque entran en menopausia y la situación no es fácil de gestionar por todos los cambios que conlleva”, agrega.
La edad de la maternidad se está retrasando y cada vez coincide más con el climaterio, lo que puede ser un caldo de cultivo para fricciones familiares y situaciones de estrés. “Antes, la menopausia solía coincidir con la salida de los hijos de casa. Ahora ya no es tan frecuente y se van cada vez más tarde del hogar, así que los cambios asociados a la menopausia, como los hormonales, pueden influir en la falta de paciencia con un hijo pequeño o adolescente que no entiende bien por lo que su madre estás pasando”, explica Muñoz. “Y no es lo mismo transitar esta etapa con niños menores de 12 años que con adolescentes. Cada situación tiene su dificultad y casuística”, matiza. Según detalla, en el primer caso los hijos necesitan más tiempo de dedicación porque son menos autónomos, como a la hora de hacer la tarea escolar; y en el segundo, puede coincidir, por ejemplo, con una hija adolescente que comienza con su menstruación y también tiene cambios hormonales: “Puede afectar a la convivencia, debido a cuestiones como los cambios de humor”.
Además de las variaciones hormonales femeninas (disminución de la secreción de estrógenos), también pueden entrar en juego otros factores que afectan a distintos ámbitos: “Por ejemplo, el miedo a padecer ciertas enfermedades asociadas a la edad, como la osteoporosis”, señala por su parte Nuria Iglesias, obstetra del Hospital Universitario 12 de Octubre. “Además, se puede tener la sensación de haber tomado ya las decisiones de peso sobre el trabajo, la familia o la pareja, pero, también, de que aún queda mucha vida por delante”, añade.
Muñoz explica que algunas mujeres experimentan el climaterio como una fase muy positiva de su vida y, si todavía están ejerciendo la maternidad, les favorece también en ese terreno. “Influye la desaparición de las reglas (sobre todo si son dolorosas o abundantes), el dejar de usar métodos anticonceptivos una vez que ya no hay riesgo de embarazo o la desaparición del síndrome premenstrual (hinchazón, dolor mamario)”, explica.
“Sin embargo, la menopausia cuando se es madre también puede percibirse como el fin de la juventud”, matiza Iglesias. “Pero puede tratarse de una buena ocasión para vivir la maternidad desde un lugar diferente, ya que se pueden ampliar el tipo de actividades para hacer con los hijos (viajes), que suelen ser ya más mayores y puede haber un reencuentro con la pareja, con la que se pueden planificar más cosas conjuntamente, porque los niños son más autónomos”. Además, se tiene más tiempo para el autocuidado, señala.
Para Muñoz, conocer los cambios físicos y psicológicos que se producen en este proceso natural de la vida ayuda a la mujer a gestionarlos mejor durante su maternidad. ”Por ejemplo, las molestias asociadas, como los sofocos, los cambios de humor o las alteraciones del sueño. Pero también es importante que las personas del entorno, entre ellas los hijos y la pareja, comprendan estos cambios y cómo le afectan”, recomienda. “Hablarlo con la familia es crucial para sentirse entendida y buscar soluciones (si se precisan), como con tratamientos médicos que alivien las molestias, si fuera necesario”, incide.
