Estados Unidos no ha tenido nunca un idioma oficial en sus casi 250 años de historia. El inglés se ha impuesto como lengua dominante, pero conviviendo con decenas de otros idiomas en un país de inmigrantes de procedencias muy variadas. Nunca ha necesitado el sello de lengua oficial. Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se dispone a aprobar un decreto que convierta al inglés en el idioma oficial, según han adelantado diversos medios estadounidenses.
Dentro de su discurso xenófobo y contra la inmigración, Trump señaló en campaña que estaban llegando a Estados Unidos personas que hablaban lenguas “que nadie ha oído nunca en Estados Unidos”, algo que calificó de “horrible”. Nada más regresar al cargo de presidente, Trump suprimió la versión en español de la página web de la Casa Blanca, que sigue desaparecida. El nuevo equipo ha suprimido también los perfiles de la Casa Blanca en español en las redes sociales: “Esta cuenta no existe”, avisa X sobre @LaCasaBlanca.
La Casa Blanca defiende la medida de declarar al inglés como idioma oficial afirmando que, aunque en el país se hablan cientos de idiomas, el inglés es el más utilizado. Además, sostiene que el establecimiento de una lengua nacional unifica al país y a sus ciudadanos. “Establecer el inglés como lengua oficial promueve la unidad, establece la eficiencia en las operaciones gubernamentales y crea una vía para el compromiso cívico”, señala en un argumentario defendiendo la medida.
El español es el segundo idioma más hablado en Estados Unidos, sobre todo por las decenas de inmigrantes de origen latino de diferentes generaciones que viven en el país.
La Casa Blanca aún no ha hecho público el contenido del decreto ni ha anunciado una fecha para su aprobación. La declaración del inglés como idioma oficial permitirá a las agencias federales mantener sus políticas actuales y seguir proporcionando documentos y servicios en otros idiomas. Sin embargo, el gesto “anima a los nuevos estadounidenses a adoptar un idioma nacional que les abra las puertas a mayores oportunidades”, según la Casa Blanca.
El decreto de Trump también rescindirá una disposición de agosto de 2000 del expresidente Bill Clinton que exigía a las agencias y otros receptores de fondos federales que prestaran servicios a las personas con un dominio limitado del inglés.
La medida se produce en medio de la cruzada de Trump contra la inmigración y también en plena ofensiva contra los programas que promueven la diversidad, la equidad y la inclusión. En su primer día en el cargo, el presidente firmó una orden en la que ordenaba a las agencias federales que pusieran fin a todas las subvenciones o contratos “relacionados con la igualdad”. Luego, firmó una orden de en la que exigía a los contratistas federales que certificaran que no promueven la diversidad, la equidad y la inclusión. Un juez federal anuló parte de esas disposiciones.
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