Dos soldados ucranios que estaban recibiendo formación militar del Ejército español en el campo de maniobras de El Retín, en Barbate (Cádiz), han desaparecido en los últimos días. La primera hipótesis apunta a que ambos han desertado. Su presunta fuga se suma a la de un tercer soldado que también se marchó de las instalaciones militares y llegó hasta El Puerto de Santa María, aunque luego reconsideró su decisión y volvió a El Retín.
La Guardia Civil de Cádiz ha tenido constancia de la desaparición de ambos hombres, adelantada por Diario de Cádiz este miércoles y confirmada a EL PAÍS por fuentes cercanas al caso. Sin embargo, el Instituto Armado aún no ha abierto una investigación oficial sobre el caso que, por ahora, tampoco se ha judicializado, ante la ausencia de denuncia de desaparición. Ni la Embajada de Ucrania en Madrid ni el Ministerio de Defensa ni el Estado Mayor de la Defensa han aportado por ahora más detalles sobre el caso.
La primera de las presuntas fugas se produjo el pasado sábado, cuando uno de los soldados ucranios se separó del grupo tras unos ejercicios de tiro. El hombre se perdió por la playa de Barbate —el campo de adiestramiento incluye una zona de costa—, tomó un autobús hasta Chiclana y desde ahí consiguió llegar hasta El Puerto. En esta última localidad se replanteó la huida y decidió regresar a El Retín. Las siguientes supuestas dos deserciones se han producido en los últimos días. Por ahora no han trascendido las edades de los dos fugados. que podrían enfrentarse en Ucrania a una condena de cárcel.
El Campo de Maniobras de la Sierra del Retín (CASR) —de 5.400 hectáreas y titularidad del Ministerio de Defensa desde que se expropió en 1981— están sirviendo para formar a soldados ucranios desde marzo de 2023. La formación depende del Estado Mayor de la Defensa, aunque la desarrolla el Tercio de Armada (TEAR), con acuartelamiento en San Fernando, donde también se desarrolla parte de la instrucción. De los más de 4.000 militares que España ha formado para la guerra de Ucrania —en el marco de la misión de asistencia militar de la Unión Europea—, al menos 700 ucranios han completado su formación con el TEAR.
Es la cifra que aportó el Ministerio de Defensa el pasado mayo, durante una visita acompañada de medios de comunicación que realizó al campo del Retín la ministra Margarita Robles. En aquel momento, los 80 soldados que estaban desplegados en las instalaciones —acompañados de otros 10 militares ucranios experimentados que también hacían de instructores— eran la séptima promoción de unos cursos en los que los efectivos reciben formación básica para realizar la tarea de combatiente de infantería en combates convencionales. El curso implica ejercicios ofensivos y defensivos en campo abierto y entornos urbanos.
El de las deserciones es un problema creciente para el Gobierno de Ucrania. Desde que comenzó la invasión rusa del país, en febrero de 2022, y hasta octubre de este año, más de 100.000 soldados habían desertado, según datos de la Fiscalía General ucrania. Y más de la mitad de esas deserciones se han producido solo en la primera mitad de este año. La cifra equivale al 10% de todo el personal de las Fuerzas Armadas ucranianas.
En Ucrania se diferencia entre la desmovilización voluntaria y la deserción. La mayoría de los casos corresponden a la primera de las situaciones: los soldados aprovechan un permiso para no reincorporarse a filas, alegando algún problema personal o burocrático. Transcurrido un tiempo, si no regresan a su unidad y no aportan motivo alguno, pasan a ser considerados desertores. Las dos situaciones son consideradas un delito, con penas que van desde los cinco hasta los 12 años de cárcel. Pero el acuciante problema de las deserciones hizo que en agosto el Parlamento ucraniano aprobase una nueva ley que permite volver al Ejército sin castigo, después de recibir una primera amonestación.
No fue hasta el segundo aniversario del inicio de la invasión rusa, el pasado febrero, cuando el presidente Volodímir Zelenski aportó cifras oficiales del número de soldados muertos en su bando: 31.000, aunque no llegó a dar datos oficiales de heridos. También aseguró que la cifra de bajas del bando enemigo era de más de 500.000 personas (180.000 de ellas, fallecidas). Sin embargo, hay discrepancias con esas cifras. En agosto de 2023, funcionarios estadounidenses aseguraron que los muertos del lado ruso alcanzaban los 120.000, a los que se sumaban entre 170.000 y 180.000 heridos. En Ucrania, los fallecidos serían 70.000, y entre 100.000 y 120.000 heridos, según publicó entonces The New York Times.
Uno de los fallecidos en el frente ucranio es el español Sergio Antolín. La muerte del joven cántabro se conoció el pasado junio, después de que un compañero que estaba con él en Ucrania aportase tres documentos oficiales como fe de su fallecimiento. Hasta ese momento se creía que el soldado había desertado sin más de la Brigada de Infantería de Marina Tercio de Armada (TEAR) de San Fernando en la que se formaba, después de haber realizado tras meses de instrucción en Cartagena. El cántabro se encontraba en su compromiso inicial de tres años, pero desapareció después del permiso de Navidad de 2023. Era uno de los 2.500 militares que se formaba en el TEAR de San Fernando, junto a soldados ucranianos como los dos que ahora han desaparecido.