Inoxichel España Noticias El Atlético se sube al primer vagón de la Champions | Fútbol | Deportes

El Atlético se sube al primer vagón de la Champions | Fútbol | Deportes

Con rotundidad, apoyado en un arranque de partido marcado por la voracidad y la velocidad de Giuliano Simeone, el Atlético pasó por encima del frágil Salzburgo y aseguró la quinta plaza en la liguilla de la primera fase de este atractivo nuevo formato de Champions. El hijo del Cholo, Griezmann por dos veces y Marcos Llorente sellaron el triunfo de un equipo que se ha colado en el primer vagón de la competición. Un logro de mérito, cimentado en la secuencia de cinco victorias consecutivas que le han colocado entre los ocho mejores de equipos de Europa en esta ronda. La racha puso fin a dos derrotas consecutivas (Benfica y Lille) que llegaron a poner en peligro incluso la clasificación entre los 24 primeros. Se rehizo el Atlético y hoy puede presumir de haberse colocado en la primera línea del escaparate continental. Le valía el empate para acabar entre los ocho primeros e incluso hasta una derrota podía servirle, pero salió a por un partido que demostró poder ganarlo cuándo y cómo quisiera.

1


Alexander Schlager, Aleksa Terzic (Leandro Morgalla, min. 84), Amar Dedic, Samson Baidoo, Hendry Blank, Moussa Yeo (Petar Ratkov, min. 66), Nicolás Capaldo (Stefan Bajcetic, min. 84), Mamady Diambou (Takumu Kawamura, min. 57), Oscar Gloukh, Adam Daghim y Dorgeles Nene (Bobby Clark, min. 57)

4


Jan Oblak, César Azpilicueta, Clément Lenglet, Marcos Llorente, Robin Le Normand, Samuel Lino (Thomas Lemar, min. 80), Koke, Giuliano Simeone (Nahuel Molina, min. 58), Rodrigo De Paul (Conor Gallagher, min. 66), Antoine Griezmann (Rodrigo Riquelme, min. 66) y Julián Alvarez (Alexander Sørloth, min. 58)

Goles
0-1 min. 4: Giuliano Simeone. 0-2 min. 12: Griezmann. 0-3 min. 45: Griezmann. 0-4 min. 62: Marcos Llorente. 1-4 min. 90: Adam Daghim

Arbitro Anthony Taylor

Tarjetas amarillas
Nicolás Capaldo (min. 56), Hendry Blank (min. 65)

No se guardó Simeone una migaja, consciente de que había en juego tanto prestigio por acabar entre los ocho primeros como por la posibilidad de oxigenar a sus futbolistas evitando la ronda de dieciseisavos. Así que formó con Griezmann y Julián Alvarez en punta, por el sancionado Barrios metió a Koke junto a De Paul y por el lesionado Javi Galán a Azpilicueta. Un once de futbolistas hechos contra una tropa de meritorios en fase de cocción la mayoría. El peligro para el Atlético estaba en si los novatos jugadores del Salzburgo tenían el día a la hora de interpretar el fútbol de rock and roll que sigue la toda la factoría de Red Bull tanto para el estilo como para el reclutamiento del talento fresco. Jugadores diseñados con el molde de la presión y las transiciones vertiginosas. Futbolistas a temer si tienen uno de esos días en los que les sale todo y se envalentonan. Incluso la desinhibición de no jugarse más que la honrilla podía ser un arma en contra de los rojiblancos.

Nada de eso se dio. Desde la primera jugada el Atlético se puso mandón. Y se apreció la ternura de los pipiolos del Salzburgo a la primera carrera de Lino, que transitó de área a área sin que ningún jugador local le enganchara. Y a la primera circulación afilada, Giuliano grabó su primera muesca como goleador en Europa. La fragilidad defensiva del Salzburgo le permitió armar la pierna para cruzar su derechazo raso. Llevaba tiempo el hijo de Simeone buscando goles que le terminen consolidando como un centrocampista de banda que aporte más que su raza y su endiablada velocidad. Esta es sin duda su mejor virtud y no es poca cosa porque marca diferencias. Lo comprobó Dedic, al que sonrojó en una galopada meteórica al espacio para después hacer un sombrero sobre la salida tardía de Schlager y regalarle el gol a Griezmann. La estocada definitiva había estado precedida de la ocasión más clara que tuvo el Salzburgo tras una mala entrega de Koke. Salvo ese error, el capitán firmó un buen partido en la dirección del juego haciendo correr la pelota. Yeo disparó manso ante Oblak. Del posible empate al segundo gol del Atlético en menos de un minuto. Otra señal más de la falta de cuajo del Salzburgo y de futbolistas que corren bien y animosos hacia delante, pero que aún no han interiorizado que en el fútbol también hay que retornar a la misma velocidad cuando pretendes proponer partidos de vértigo.

Con una ventaja ya cómoda, el Atlético bajó las revoluciones y se acostó más cerca de su área. De alguna manera favoreció que el Salzburgo creciera porque este tipo de jugadores se sienten cómodos con el balón. Alguno enseñó maneras como Nene o Capaldo, pero les faltó colmillo. De nuevo, el tercer gol, al borde del descanso, mostró que los rojiblancos podían propinar otro mandoble a su tierno rival cuando quisieran. Fue Griezmann el que culminó una contra en la que volvió a destaparse la falta de oficio para los retornos de centrocampistas y defensores del Salzburgo. Con 0-3 ya no había partido. Solo la duda de la dimensión de la tunda. Llorente la cerró y el Cholo tuvo margen hasta para darle aire a su santísima trinidad: De Paul, Griezmann y Julián Alvarez. Daghim salvó el honor local.

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