El Real Madrid se desvaneció de nuevo en Estambul. El conjunto blanco sufrió ante el Fenerbahçe su tercera derrota seguida en la Euroliga en tres visitas después de caer ante el Mónaco y el Efes. Y se empina su clasificación en la recta final de la fase regular. El equipo de Jasikevicius sumó la mitad de sus puntos (39 de 78) a base de triples (13) y noqueó sin discusión a un Madrid muy reducido por las bajas de Musa por lesión y de Hezonja por sanción al ser expulsado en el Principado.
El Madrid amaneció con un quinteto inédito con dos bases (Campazzo y Smith) y dos cincos (Bruno Fernando y Tavares). Enfrente asomaba la amenaza de Hayes-Davis. Pese a tanta munición los dos equipos arrancaron nublados de ideas, fallones desde el perímetro y con los bolsillos llenos de pérdidas. Mandaban las defensas y el 0-0 en el marcador no se movió hasta pasados 3m 42s, una eternidad cerrada con el acierto de Hayes-Davis. El Madrid fallaba una tras otra hasta que Campazzo asistió a Tavares para el mate (8-2). El base argentino se multiplicaba en ataque mientras en el tablero contrario el equipo turco abusaba del triple frente a la zona madridista (16-16).
La chispa exterior de McCollum la replicó Feliz en otro arranque trabado en la producción ofensiva en las dos orillas. El choque parecía por momentos un simple concurso de triples más que un encuentro de baloncesto, señal de que escaseaban los espacios en la pista. Y eran más los errores que los bingos (24-24). Castigado por las bajas, el Madrid sobrevivía gracias a las segundas oportunidades ganadas en el rebote, aunque acusó el obligado baile de las rotaciones. El Fenerbahçe le castigó con un parcial de 12-0 en los dos últimos minutos antes del descanso (40-28).
“Más dureza”, pedía Jasikevicius. El candado turco lo intentaba abrir Campazzo, el dueño de las llaves. En los locales ardían McCollum y Hayes-Davis, dos metralletas. Un par de triples seguidos de Llull apretaron una cita muy caliente en la que el videoarbitaje masticaba muchas acciones (44-39). Chus Mateo cargó con una técnica y Bruno Fernando con su cuarta falta, otra rémora para un equipo con recursos limitados. El Fenerbahçe dio otro estirón para encarar al frente el último cuarto: 58-47.
Al rescate, Tavares. El gigante tomó de la pechera a los blancos para seguir en la pelea. Pero el mejor solista necesita de la orquesta y al Madrid le saltaron las costuras por atrás, incapaz de frenar los tiros exteriores de Hayes-Davis y Guduric (69-54). El Fenerbahçe defendía con la fiebre que inyecta Jasikevicius y sumaba muchos más efectivos en ataque, entregado al triple (tiró 34 veces de tres y 28 de dos). El Madrid estaba desarbolado, víctima del mal juego, condenado por sus 16 pérdidas y solo 10 asistencias.
