El tiempo corre y el momento para que Estados Unidos imponga aranceles del 25% contra México y Canadá este sábado se acerca. El presidente Donald Trump sigue barajando sus planes y “la fecha se mantiene firme”, según ha confirmado la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en su primera rueda de prensa formal desde la toma de posesión del republicano hace ocho días.
La confirmación llega apenas dos días después de que el republicano amenazara a Colombia con tasas de hasta el 50% a sus productos porque el presidente Gustavo Petro había rechazado inicialmente aceptar dos vuelos militares de repatriación de deportados. Bogotá acabó aceptando los vuelos apenas horas después del encontronazo entre ambos líderes.
En una sala de prensa abarrotada, Leavitt destacó que Trump también se plantea imponer una nueva ronda de aranceles del 10% contra China, el gran rival de Estados Unidos en el tablero global.
La semana pasada, Trump había anunciado que impondría esas tasas contra los productos de México y Canadá a partir del 1 de febrero a menos que ambos países, vecinos y socios en el acuerdo de libre comercio conocido como USMCA incrementen su colaboración con Washington para luchar contra la inmigración irregular y la entrada de fentanilo en Estados Unidos.
Desde entonces, y pese a que tanto el Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum como el del primer ministro Justin Trudeau han dado pasos para responder a las exigencias estadounidenses, el episodio del domingo sobre los vuelos de deportación a Colombia parece haber reforzado el convencimiento de Trump para imponer esas tasas a sus vecinos. El republicano está persuadido de que los aranceles no solo son una excelente herramienta para negociar. También para forzar a otros países a “respetar” a Estados Unidos.
“Vamos a imponer de inmediato unas tarifas masivas”, declaraba el nuevo presidente en un discurso el lunes en Miami. “Colombia es tradicionalmente un país con una voluntad muy, muy firme”, pero prefirió dar un paso atrás antes que afrontar la perspectiva de gravámenes sobre sus exportaciones a Estados Unidos, agregaba.
Es una idea que Leavitt repetía este martes en su rueda de prensa, al considerar que el modo en que se resolvió el encontronazo con Colombia ha conseguido que el resto del mundo “respete” a la primera potencia.
Imponer aranceles a México y Canadá supondría un paso mucho más extremo que hacia Colombia. El país andino exportaba en los once primeros meses del año pasado cerca de 33.500 millones de dólares a Estados Unidos, un 5% de las compras en el exterior de la primera potencia. Los dos países norteamericanos, por contra, suman el 30%: el intercambio con Canadá en ese plazo rondó los 700.000 millones de dólares; con México, los 776.000 millones.
Ordenar gravámenes encarecería los precios de esos productos y podría disparar la inflación dentro de Estados Unidos, pese a las promesas de campaña de Trump de recortar los precios al consumo. También, desatar una guerra comercial en el continente: tanto Ottawa como México D.F prevén responder con aranceles contra productos estadounidenses si Trump cumple sus amenazas. La ministra de Exteriores canadiense, Mélanie Joly, tiene previsto reunirse este miércoles con su homólogo estadounidense, Marco Rubio, como parte de una ofensiva diplomática para resolver la situación.
El director del Consejo Nacional de Economía en la Casa Blanca, Kevin Hassett, ha rechazado esas predicciones. “Cuando la gente que trata de causar pánico sobre la política comercial del presidente Trump calcula lo que va a pasar no tiene en cuenta el impacto de otras políticas… El presidente Trump va a extraer más petróleo, implantar recortes de impuestos, reducir las regulaciones y recortar los gastos”, prometía.