La Embajada de Israel en España ha decidido entablar por primera vez relaciones con Vox y ha levantado el veto que pesaba sobre este partido desde su fundación, siguiendo instrucciones del Ministerio de Asuntos Exteriores de su país. Un portavoz de la Embajada israelí se ha limitado a señalar a EL PAÍS que la legación diplomática en Madrid mantiene relaciones con todos los partidos parlamentarios que tienen interés en relacionarse con ella. Hasta ahora, esas relaciones se limitaban a los dos grandes partidos, PP y PSOE, y a los grupos nacionalistas catalanes y vasco. La izquierda del PSOE se ha mantenido tradicionalmente al margen de esos contactos, que incluyen intercambio de información y opiniones, por su rechazo a la posición del Estado de Israel en el conflicto de Oriente Próximo.
El ministro israelí de Asuntos Exteriores, Gideon Saar, anunció el pasado día 25 en Bruselas la decisión de su gobierno de establecer relaciones formales con tres partidos de extrema derecha: Vox (España), Reagrupamiento Nacional (Francia) y Demócratas Suecos (Suecia). Saar reconoció que “parte de estos partidos tienen malas raíces, pero hoy nos fijamos en sus actos sobre el terreno. ¿Denuncian o vetan a sus miembros que hacen declaraciones antisemitas? Esto es un indicio fundamental”, alegó, según un comunicado de su ministerio. “Revisamos sus actitudes hacia Israel y su apoyo a Israel. También revisamos sus actitudes hacia el antisemitismo, la negación del Holocausto y otros asuntos”, concluyó.
La decisión se inscribe en una revisión completa de las relaciones del Estado de Israel con la extrema derecha. Tradicionalmente, las autoridades israelíes evitaban normalizar estas relaciones para no legitimar a unas fuerzas que, en muchos casos, relativizan el Holocausto o coquetean con el fascismo. El conflicto de Gaza, en el que la mayoría de estos partidos, movidos por su islamofobia, se han alineado sin fisuras junto al Gobierno de Netanyahu ha hecho que empiece a verlos como aliados. En correspondencia, el Gabinete israelí ha decidido abrirles las puertas, aunque con cuentagotas. De momento, tanto Alternativa por Alemania (AfD) como el Partido por la Libertad de Austria (FPÖ), segunda y primera fuerza en sus respectivos países, siguen en cuarentena, por sus vínculos con elementos neonazis.
El establecimiento de relaciones con Vox por parte del Gobierno de Netanyahu coincide con el peor momento de las relaciones diplomáticas entre Israel y España. Desde que, en mayo del año pasado, el Ministerio de Exteriores israelí llamara a consultas a su embajadora, Rodica Radian-Gordon, en protesta por el reconocimiento del Estado palestino, la jefatura de la misión diplomática en Madrid está vacante. Su sucesor, Zvi Vapni, nunca tomó posesión del cargo y ya no lo hará, pues en enero fue nombrado embajador de Israel en Países Bajos.
Mientras tanto, Vox ha estrechado lazos con el Likud, el partido de Netanyahu, que se ha convertido en miembro observador de Patriots.eu, la plataforma que preside el español Santiago Abascal. A la cumbre celebrada en Madrid a principios de febrero por la internacional que agrupa a las formaciones de la ultraderecha europea más afines a Putin, como el Fidesz húngaro, La Liga italiana o el Reagrupamiento Nacional francés, acudió el asesor personal de Netanyahu Ariel Bulshtein.
Santiago Abascal visitó Israel en diciembre 2023, en plena ofensiva sobre Gaza, y recorrió el kibutz de Nir Oz, uno de los que sufrió el brutal ataque del 7 de octubre por parte de Hamás. En el mitin para las elecciones europeas celebrado en marzo de 2024 en el Palacio Vistalegre (Madrid) participó el ministro israelí de la Diáspora y contra el Antisemitismo, Amichai Chikli, considerado uno de los delfines de Netanyahu. Tras asistir en Washington a la toma de posesión de Trump, una delegación de Vox, encabezada por el presidente de la fundación Disenso, Jorge Martín Frías, viajó a principios del mes pasado a Israel para afianzar su alianza.