Si México incluyera todo el trabajo no remunerado que llevan a cabo las mujeres todos los días, aumentaría en 6,9 billones de pesos el Producto Interno Bruto del país en los próximos diez años. Alcanzar esa cantidad, calculada por el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), significa que casi 19 millones de mujeres se añadieran a las filas del mercado laboral formal, del que hasta ahora han sido relegadas. La organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza cifra esa cantidad de mujeres al margen en 22 millones, en su reporte La justicia económica pendiente. Pero el cálculo que hace la organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) muestra un rezago en México que pocos países comparten, y tardaría 56 años en lograr equiparar esa diferencia en la inclusión de mujeres a la economía que tienen los demás. El gran tema en la actualidad y en la próxima década, según han coincidido en todos los estudios, es lograr que los cuidados y las labores domésticas —consideradas invariablemente “tareas de mujeres”— sean retribuidas y empujen la economía del país.
Para dimensionar el impacto económico que tendría el añadir a la economía nacional el trabajo que no se agrega de las mujeres, se pueden poner esos 6,9 billones de pesos que aumentarían el PIB nacional con el trabajo reconocido de ellas, y que representa más de dos terceras partes del desembolso que el Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, por ejemplo, ha previsto para su plan de gastos y reducción del déficit para su primer año en el poder (unos 9,2 billones de pesos).

La importancia de estas decisiones que interpelan al sector privado, público y a un cambio en la mentalidad sobre el papel que históricamente ha desempeñado la mujer en la sociedad, marcará una diferencia en el futuro. En el país, la participación económica de las mujeres es de 46%, mientras que el promedio en los países de la OCDE es de un 67%. El IMCO ha calculado que, de seguir a este ritmo, llegar al promedio de esas naciones llevaría por lo menos unos 56 años. En el estudio publicado por este instituto, Más mujeres, mayor crecimiento, también destacan que de mejorar la inclusión, el PIB de cada estado de la República sería en promedio 8,4% mayor, una cantidad que elevaría la potencia económica en entidades como Chiapas o Tabasco.
Fernanda García, directora de Sociedad Incluyente en el IMCO, añade: “A México en lo que le va bien es en la participación política de las mujeres, pero la parte económica ocupamos los últimos lugares en el mundo, porque no hemos logrado cambiar nuestra distribución de los cuidados. En México es muy acentuado, las mujeres siguen siendo las principales cuidadoras, ellas dedican 2,5 veces más de su tiempo a los cuidados, una figura que recae principalmente en las madres y las abuelas”, dice. García recuerda que el hecho de que las mujeres sean las que cuidan de otros, las coloca en situaciones que limitan su acceso al mercado laboral, pero también su permanencia y su crecimiento.
El IMCO plantea dos alternativas de futuro para esta realidad: un escenario base, en el que proyectan la economía nacional en 2035 si se continúa con el ritmo que hasta ahora ha seguido México —en el que tardaría seis décadas para lograrlo—, o un escenario meta OCDE, en el que repasa cómo sería esa situación si el país alcanza el 67% de participación que sus pares de la organización. “Si se opta por acelerar la inclusión de más mujeres, en 2035 el PIB podría ser 3,7% mayor en comparación con el escenario base. Además, el valor económico del trabajo de las mujeres aumentaría 35%, pasando de 3 billones de pesos a 4,1 billones de pesos”, dicen.

Todo depende de los esfuerzos que se hagan desde las empresas y el Estado, con las políticas públicas para beneficiar a más mujeres con parámetros flexibles que tomen en cuenta sus labores, como las licencias de embarazo para hombres y mujeres o la redistribución de los cuidados al interior de los hogares.
Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) apuntan que para enero de 2025, la tasa de participación económica de personas de 15 años de edad o más fue de 59,4%. La de las mujeres significó un 45,5 % y la de hombres 75%. Respecto al año anterior, la participación de mujeres se mantuvo y la de hombres disminuyó 0,9 puntos porcentuales. La informalidad, otro importante segmento de la economía para México, es también ocupada en su mayoría por ellas: el 55,5% trabaja en ese rubro, mientras que ellos representan un 53,1%.
Mujeres en los estados
Jóvenes, madres, indígenas, cuidadoras, o participantes de la economía informal, las variantes que van dejando en desventaja a las mujeres mexicanas para acercarlas al umbral de pobreza son muchas. También su lugar de origen o el sitio en el que viven. Información analizada por el IMCO sobre cada estado arroja que, alcanzar el promedio OCDE de 67% en la participación de las mujeres en la economía, implicaría diferentes esfuerzos por parte de cada entidad: Baja California Sur, Colima y Ciudad de México tienen una participación de ese sector cercana a 60%; en Chiapas o Tabasco se ubica por debajo del 40%. “Para alcanzar el escenario meta, Chiapas y Tabasco tendrían que aumentar su población de mujeres económicamente activas en más del doble, mientras que Ciudad de México o Colima requieren aumentarla en menos de 40%”, dicen.
El PIB de Chiapas podría ser hasta 32% mayor, mientras que el de Oaxaca, Hidalgo y Tlaxcala aumentaría cerca de un 11%. En promedio, las entidades federativas alcanzarían un aumento en su PIB en promedio de 8,4% en 2035.

Participación política, el único avance
En 2024, México se convirtió en el primer país de Norteamérica en tener una mujer en la presidencia. En este aspecto, el país se coloca, junto con Ruanda, Cuba, Nicaragua, Andorra, Nueva Zelanda y Emiratos Árabes Unidos, como uno una de las naciones que tiene una paridad en sus puestos políticos del 50% o más, según datos de la ONU. A enero de este año, México es también uno de los 26 países donde 29 mujeres se desempeñan como jefas de Estado y/o de Gobierno. Sin embargo, la organización señala que, al ritmo actual, “la igualdad de género en las más altas esferas de decisión no se logrará por otros 130 años”.
Pese a la falta de inclusión económica de las mujeres mexicanas, Fernanda García cree que es importante decir que México es punta de lanza en participación política, algo que la mayoría de sus pares de la OCDE no han logrado igualar: “Veo el primer Día Internacional de la Mujer con una mujer presidenta, con 13 gobernadoras al frente de una entidad, con paridad en la cámara de Diputados y Senadores, con paridad en todos los congresos locales, con una mujer presidenta de la Corte, eso también hay que reconocerlo. En ese sentido, creo que va a ser este un 8 de marzo distinto, y para bien”, concluye.