Casi tres meses después de anunciar la fumata blanca para el segundo convenio colectivo de la Liga F, la patronal y los sindicatos FutPro, Futbolistas ON y Comisiones Obreras han firmado este lunes en Madrid el nuevo texto que regulará las relaciones laborales entre los clubes y las futbolistas de la única competición profesional femenina que hay en España. “Esto no deja de ser un nuevo hito en el camino hacia esa profesionalización del fútbol femenino que se inició en el año 2022”, ha dicho en la sede de la Liga F la presidenta de la patronal, Beatriz Álvarez. “Sabemos en qué sociedad vivimos, sabemos lo que nos ha costado llegar hasta aquí. Si miramos hacia atrás, vemos la cantidad de mujeres deportistas que todavía no gozan de estos derechos”, ha añadido la dirigente sobre un marco que se ha rubricado hoy sin el apoyo de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y UGT.
Tanto Álvarez como Amanda Gutiérrez, presidenta de FutPro —el sindicato mayoritario—, han destacado las mejoras en aspectos de conciliación y género, como el mandato a los clubes de establecer guarderías y salas de lactancia durante entrenamientos y partidos cuando una de sus jugadoras haya sido madre. “Este convenio a nivel social es brillante y se podría aplicar también a los hombres. Hablamos de muchos puntos que siempre se atribuyen a las mujeres, pero que también podrían estar implementados en el deporte masculino”, ha defendido Álvarez. El texto mantiene la renovación automática de contrato por un año más para las futbolistas que se queden embarazadas y refuerza dos temas fundamentales para los sindicatos: el día y medio de descanso semanal con el que deben contar las deportistas y la petición a los clubes para que los viajes de más de tres horas se hagan en AVE o avión para garantizar un mejor descanso.
El nuevo marco, cuyo siguiente paso es la publicación en el Boletín Oficial del Estado, durará desde el pasado 1 de julio hasta el 30 de julio de 2026, es decir, este curso y el próximo. El texto fija una retribución para esta temporada de 22.500 euros —23.500 la que viene— para las jugadoras de la Liga F y para aquellas del filial que jueguen 10 partidos o sean convocadas para 12 encuentros. Además, también crea un plus de antigüedad por valor de 800 euros anuales —más la actualización correspondiente al IPC— para las futbolistas que lleven al menos tres años en su club y aumenta las indemnizaciones en caso de incapacidad o muerte.
Las jugadoras y la patronal llegaron a un acuerdo en septiembre de 2023 para elevar el salario mínimo desde los 16.000 euros anuales fijados en el anterior convenio hasta las nuevas cantidades. En esa negociación cedieron mucho las futbolistas, que aceptaron la oferta de la Liga F cuando los sindicatos que las representan pedían que los clubes pagaran esta temporada al menos 30.000 euros brutos y para la próxima solicitaban en torno a 32.500. “Por la parte sindical, uno de los momentos en los que más perdimos fue el salario. Nos llevó incluso a la huelga y fue muy complicado de gestionar”, ha reconocido Álvarez, que ha añadido que es una de las asignaturas pendientes a mejorar en 2026.
El convenio acordado tras más de un año de negociaciones también mejora el protocolo de acoso sexual, que se ha actualizado con la nueva normativa para no discriminar a personas LGTBIQ+ y que ha provocado que la firma se retrasara casi tres meses desde que la patronal y los sindicatos anunciaron el acuerdo. El texto acorta plazos, crea una unidad de asistencia psicológica para la jugadora que denuncia y obliga a establecer una comisión instructora independiente. “Es un protocolo que creo que puede llegar a proteger más a las futbolistas, porque hasta ahora teníamos muchos problemas para que se atrevieran a denunciar. De hecho, seguimos teniendo muchos problemas para que se atrevan a denunciar”, se ha sincerado Álvarez.
Un aspecto fundamental que elimina el nuevo marco es la llamada lista de compensación, en la que los clubes establecían con total arbitrariedad la cantidad que los otros equipos españoles —los extranjeros estaban excluidos— debían pagar por los derechos de formación de las futbolistas sub23 que terminaban contrato y que provocó que varias futbolistas, como Damaris Egurrola, abandonaran la Liga española. El texto crea un mecanismo de compensación que regula de forma transparente la fórmula para fijar las cantidades a abonar por los derechos de formación. El 50% de ese dinero, además, debe ser destinado a la cantera para promover el desarrollo del fútbol femenino, un deporte practicado por más de 100.000 mujeres y chicas por primera vez el año pasado en España.
Tanto la AFE como UGT no firmaron el texto al estar en desacuerdo con varios puntos, como el nuevo sistema de compensación —creen que las cantidades a pagar pueden resultar excesivamente altas en comparación con el salario de las futbolistas— o el artículo 2, que extiende el convenio a las jugadoras del filial que disputen 10 partidos o vayan convocadas 12 veces con el primer equipo durante la temporada. Ambos sindicatos defendían que las condiciones para las futbolistas del segundo equipo debían mantenerse en los años posteriores y no solo durante el curso en el que jueguen con el primer conjunto. La AFE y UGT afirman que un 30% de las deportistas se verán perjudicadas y presentaron en noviembre un escrito ante el Ministerio de Trabajo para impugnar el convenio al considerar que el punto 2 es contrario a la legislación laboral española.