La historia se ha repetido, un año después. El segundo vuelo a la Luna de la compañía estadounidense Intuitive Machines también ha terminado con la nave volcada sobre la superficie del satélite, tras su aterrizaje de este jueves con un final hasta ahora incierto. De nuevo, la misión lunar de esta empresa espacial para la NASA ha terminado antes de tiempo y sin cumplir todos sus objetivos científicos.
“El módulo de aterrizaje Athena de la misión IM-2, aterrizó dentro de un cráter en la región de Mons Mouton del Polo Sur lunar. Han sido el aterrizaje y las operaciones de superficie más meridionales jamás logradas en la Luna”, ha explicado Intuitive Machines en un comunicado. En el texto, también daba por concluida la misión. Horas después, la NASA ha confirmado que la sonda aterrizó a 400 metros de distancia de la ubicación deseada y que sus operaciones concluyeron a las 7.15 (hora peninsular española) de este viernes, apenas 12 horas después de su accidentado alunizaje. Debido a la orientación de los paneles solares de la nave volcada, unida al bajo ángulo de incidencia de los rayos solares y al frío extremo dentro del cráter, ni la compañía privada ni la agencia espacial esperan que Athena pueda conseguir recargarse y seguir operando.
Antes de que las baterías de la sonda se agotasen, el centro de control de la misión en Houston (EE UU) logró descargar desde la Tierra al menos alguna fotografía tomada por la propia Athena. Esas imágenes fueron la confirmación de que cayó de lado, como se temía desde minutos después concluir la maniobra de aterrizaje, en la que la nave se autocondujo utilizando inteligencia artificial para analizar los datos que iba obteniendo del terreno.
Intuitive Machines afirma que ha podido poner en marcha algunos de los instrumentos científicos que Athena llevaba a la Luna; entre ellos varios de la NASA, como un taladro para buscar indicios de agua helada bajo la superficie. La agencia espacial ha confirmado que, antes del apagón, la sonda logró enviar algunos datos de sus experimentos, pero que “ni el taladro ni otros experimentos han podido funcionar del todo”. Athena tenía previsto operar durante diez días terrestres, hasta que la noche cayera en esa zona remota de la Luna.
“Nuestro lugar de aterrizaje específico cerca del Polo Sur lunar es uno de los sitios más interesantes y también científica y geográficamente desafiantes de la Luna”, ha declarado este viernes Nicky Fox, administradora asociada de ciencia de la NASA, quien añadió: “Cada éxito y revés son oportunidades para aprender y crecer. Y utilizaremos esta lección para impulsar nuestros esfuerzos para avanzar en la ciencia, la exploración y el desarrollo comercial a medida que nos preparamos para la exploración humana de Marte”.
En la región del Polo Sur lunar es mucho más difícil aterrizar y realizar misiones, debido tanto el relieve escarpado como a la escasez de luz solar que, por otro lado, hacen posible la existencia confirmada de depósitos naturales de hielo bajo su superficie. Ese recurso convierte al extremo meridional de la Luna en el objetivo de la nueva carrera espacial a la Luna, en la que rivalizan EE UU y China.
Athena fue lanzada el pasado 27 de febrero a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX y su misión, la IM-2, era la cuarta de la iniciativa de la NASA denominada CLPS (siglas en inglés de Servicios Comerciales de Carga Lunar). Este proyecto busca el uso de sondas robóticas privadas para llevar experimentos científicos y pruebas tecnológicas a la Luna, con el fin de preparar el terreno para la llegada de las misiones tripuladas Artemis antes del final de esta década.
De las cuatro misiones CLPS lanzadas hasta la fecha, solo una ha logrado aterrizar con éxito: la Blue Ghost, que se posó en la Luna el pasado domingo. Intuitive Machines acumula dos alunizajes accidentados: en la misión IM-1, el 23 de febrero de 2024 la sonda Odysseus también cayó de lado, pero por lo menos consiguió operar durante varios días. Se consideró un éxito parcial, sobre todo por ser la primera nave de EE UU en llegar a la Luna tras el final del programa Apolo en 1972. Ahora, el análisis de los datos obtenidos por Athena antes quedarse sin energía determinará si la IM-2 llevará la etiqueta de misión fallida y condicionará el destino de la misión IM-3, que estaba prevista para octubre de 2025.