El desgarro con Estados Unidos, el acercamiento de Donald Trump a Rusia y su política comercial e internacional imprevisible y agresiva empujan a los países europeos y afines a tejer nuevas alianzas. También a afianzar las antiguas para reforzar la defensa del Viejo Continente y apoyar a Ucrania. Tras una cumbre extraordinaria del club comunitario en Bruselas, en la que los Veintisiete dieron un paso histórico al aprobar un plan de rearme que les acerca a una unión europea de la defensa, la cúpula de las instituciones comunitarias se ha reunido este viernes por videoconferencia con los líderes del Reino Unido, Canadá, Turquía, Noruega e Islandia —todos miembros de la OTAN, como la mayoría de los del club comunitario— para hablar de seguridad, defensa y de la guerra de Rusia contra Ucrania. La UE se apoya en otros aliados para robustecer sus fórmulas de rearme.
El contexto global cada vez más incierto empuja a nuevos abordajes. Ahora, la Unión y ese grupo de países miembros de la Alianza Atlántica buscan modelos de colaboración en el impulso de la defensa nacional y común con fórmulas de compras conjuntas y estímulo de proyectos militares comunes. Incluso a través de un nuevo banco de rearme que ayude a disparar las inversiones para satisfacer las futuras inversiones en seguridad; o a través de la colaboración del Banco Europeo de Inversiones (BEI) con instituciones de esos Estados.
La estrategia europea de defensa ya contempla la colaboración con “países afines”, explican fuentes europeas. Y durante un tiempo se ha pensado en el Reino Unido y Noruega, pese a las reticencias de algunos Estados miembros, como Francia, de dejar entrar en ese grupo de defensa industrial a las compañías británicas. Y más después del traumático divorcio tras el Brexit. Ahora, aunque hay dudas de la participación de Turquía, por sus relaciones con Grecia y el contencioso debido a Chipre, Trump y su política ha actuado como catalizador para unirles.
Además, con las relaciones entre Washington y Kiev y la UE en las horas más bajas, tras el desencuentro de Trump con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski —a quien trató de humillar en el Despacho Oval la semana pasada— y la decisión del republicano de congelar el envío de ayuda militar y de información de inteligencia, ese nuevo grupo de aliados analiza otras fórmulas para seguir apoyando a Kiev. Incluso, como proponen Francia y Reino Unido, blindando el país invadido tras un potencial acuerdo de paz con tropas sobre el terreno a través de una coalición de voluntarios. Idea que va tomando cada vez más forma.
La reunión de este jueves ha sido sobre todo un signo del cambio de los tiempos. Una muestra de que con el desenganche de Estados Unidos parece inevitable desarrollar el pilar europeo de la OTAN y fortalecer otras alianzas. En un encuentro por videoconferencia, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, la de la Comisión, Ursula von der Leyen, y la alta representante para Política Exterior, Kaja Kallas, han explicado el nuevo plan de rearme europeo al primer ministro británico, Keir Starmer, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Store, y la primera ministra de Islandia, Kristrún Frostadottir. La reunión al más alto nivel apunta a ser la primera de otras, dicen fuentes comunitarias, para involucrar a esos socios afines en la defensa europea y desarrollarla junto a ellos.
Los Veintisiete acordaron el jueves poner los cimientos de un plan de rearme que puede tener también, en un futuro, la participación en algunos puntos de esos aliados. La UE avanza para reforzar su industria de la defensa y erigir un paraguas de seguridad europeo ante la incertidumbre de que el aliado estadounidense, con Trump a la cabeza, retire su protección de seguridad del Viejo Continente.
El plan, diseñado por la Comisión Europea y pendiente de transformarse en regulación, contempla contempla la movilización de 800.000 millones de euros. La mayoría llegaría de los presupuestos nacionales a través de la activación de la llamada cláusula de escape, para que el gasto en defensa no cuente como deuda y no penalice en el pacto de estabilidad. Pero, por primera vez se ha acordado emitir deuda conjunta, préstamos garantizados con el presupuesto comunitario, para compras conjuntas de elementos militares y pagar proyectos paneuropeos.