La campaña de resultados, las esperanzas de paz en Ucrania y las expectativas de que los tipos de interés continúen la senda descendente ha permitido a la renta variable europea sobreponerse a las amenazas proteccionistas de Donald Trump. Las exigentes valoraciones que acumulan las cotizadas estadounidenses y las dudas generadas por la irrupción de DeepSeek han favorecido el trasvase de flujos de Wall Street a los índices del Viejo Continente. A medida que los inversores deshacían sus posiciones en acciones estadounidense, incrementaban su exposición a los títulos europeos. Con índices como el Dax alemán y el Stoxx 600 marcando récords en las últimas semanas y otros como el Ibex 35 y el Euro Stoxx 50 retornando a máximos de principios del siglo XXI, la última semana de febrero será una buena oportunidad para demostrar si la tendencia alcista sigue su curso o los inversores optan por parar y recoger beneficios. “Con un trasfondo confuso las Bolsas podrían entrar en una fase de menor complacencia, incluso corrección, tras los recientes máximos históricos”, advierten desde Bankinter.
Geopolítica
El lunes los inversores amanecerán con los resultados de las elecciones en Alemania, una de las consultas más inciertas de los últimos años. La probabilidad de que los partidos minoritarios entren en el Parlamento complica la esperanzas de configurar una coalición rápida y con el apoyo suficiente para acometer las reformas necesarias para volver al crecimiento. Karsten Junius, economista jefe en J. Safra Sarasin Sustainable AM, señala que la potencia europea lleva ya dos años en recesión, algo que no sucedía desde 1950. “Su PIB no ha crecido desde la pandemia, a pesar del aumento de la población”, apunta. A pesar de esta debilidad, el Dax (índice que no descuenta dividendos) ha seguido al alza.
Una parte importante de los ascensos de las últimas semanas se han apoyado en las esperanzas de que el nuevo gobierno abra la mano y ponga en marcha un estímulo fiscal. Los analistas vienen clamando por el fin de las políticas ultraortodoxas y esperan que el nuevo ejecutivo opte por elevar el techo de deuda. Para sacar adelante la medida se necesita una mayoría de 2/3 del parlamento, idea que con la actual fragmentación política parece cada vez más complicada. La debilidad económica germana no ha hecho mella en el mercado de deuda. El viernes el bono con vencimiento en 2035 se situaba por debajo del 2,5%, una señal clara de que Alemania, a diferencia de otros estados como Francia, tiene margen para aumentar las emisiones de deuda. Los inversores verían con buenos ojos un aumento de la emisión, dada la escasez de bonos de alta calidad en Europa para los gestores de fondos. A las necesidades de revitalizar la economía se suman las presiones que EE UU está ejerciendo para que la UE aumente el gasto en defensa. Desde el departamento de análisis de Bankinter consideran que un resultado concluyente sería bien recibido por los sectores de defensa e infraestructura de energía y redes.
El trío de eventos geopolíticos lo completan las negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia y las amenazas arancelarias. A pesar del interés que vienen mostrando Trump y Putin por cerrar un acuerdo en el este de Europa, los avances no parecen fáciles. “El mercado podría pasar de una frase de ilusión a otra de mayor pragmatismo que haga más evidente las vulnerabilidades y los restos para Europa”, indica Elena Fernández-Trapiella, analista de Bankinter.
Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca cada semana el mercado ha acogido una nueva amenaza proteccionistas. A los aranceles, posteriormente pospuesto dos meses, para México y Canadá, se suman el gravamen al acero y a la industria automovilística. Los analistas remarcan que Trump seguirá utilizando los aranceles como una amenaza para lograr sus propósitos. “El estilo de Trump es en cierto modo asustar a todo el mundo con el peor de los escenarios (guerras arancelarias y guerras reales) para facilitar la consecución de acuerdos, pero resulta muy difícil anticipar en qué punto del continuo de posibilidades es más probable terminar”, señalan desde Macroyield.
Resultados empresariales
La campaña de resultados y los programas de recompra han servido de soporte a las subidas de la Bolsa europea. La temporada arroja un crecimiento anual de las ganancias del 1% en Europa, frente a la contracción del 1,3% que esperaban los analistas de Bloomberg. Después del buen sabor de boca que han dejado los resultados de la banca y de energéticas como Naturgy y Repsol, en las próximas jornadas los inversores tendrán que digerir las cifras de la mayoría de las firmas del Ibex. El miércoles será el turno de Aena, Cellnex, Redeia, Grifols e Indra. Un día después Iberdrola, Telefónica, Endesa, Ferrovial, Acciona, Acciona Energía, Fluidra, Colonial, Sacyr y ACS tomarán el testigo. En la recta final de la semana las miradas estarán puestas en IAG.
Al margen de las cotizadas española, la empresa de moda en los mercados, Nvidia, divulgará sus cifras el miércoles al cierre de Wall Street. La compañía sube un 14% desde los mínimos anuales registrados tras aparición de DeepSeek. A pesar de esta recuperación sus acciones están un 10% por debajo de los máximos. En las presentaciones de septiembre y el pasado noviembre los inversores optaron por recoger beneficios. Unas menores previsiones de crecimiento y unos márgenes algo inferiores a lo que venía acostumbrando explican este comportamiento. Las previsiones que manejan las firmas de análisis apuntan a un crecimiento de los ingresos del 72% para el cuarto trimestre y del 62% para el beneficio por acción.
Datos macroeconómicos
A la espera de conocer el impacto de las políticas económicas de la Administración Trump, los inversores siguen de cerca la evolución de los precios. Los últimos datos, que no incluyen aún el impacto de los aranceles, confirman que el proceso desinflacionista se ha frenado. Las tasas están lejos del 10% que llegó a superar tras el estallido de la guerra en Ucrania, pero se resisten a caer al 2%. Juntos a los datos de algunos países europeos como España, Alemania, Francia e Italia, el viernes será el turno del índice de precios de gasto personal (PCE), el indicador preferido por la Reserva Federal. En las actas de la pasada reunión publicadas esta semana, el banco central estadounidense reiteraba la idea de que no tiene prisa por bajar las tasas.
En la eurozona las perspectivas de tipos más bajos parecen más evidentes, pero la división no para de crecer. Isabel Schnabel, miembro del órgano de gobierno del BCE y una de las voces más críticas con la rebaja agresiva de los tipos, considera que la institución europea se acerca a una pausa en la rebaja de tipos.