Inoxichel España Noticias Radiografía de las futbolistas y las baloncestistas en España: precariedad laboral y una brecha salarial inabarcable | Fútbol | Deportes

Radiografía de las futbolistas y las baloncestistas en España: precariedad laboral y una brecha salarial inabarcable | Fútbol | Deportes

El mundo del deporte no es más que un reflejo de la sociedad actual en el que las mujeres siguen enfrentándose a la brecha laboral. En España, el fútbol jugado por mujeres alcanzó este verano las 107.853 licencias federativas, por detrás de las 157.432 del baloncesto. Estos dos deportes son los únicos que cuentan con un convenio colectivo en el Estado. Según el Instituto de Mujeres, la brecha salarial entre hombres y mujeres en el fútbol es del 774%, y según una radiografía de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), sindicato con más de 15.000 afiliados y afiliadas, el 80% de las jugadoras de fútbol tienen contratos a tiempo parcial, “muchas veces sin registro oficial y por horas, lo que las deja en una situación de precariedad e indefensión”, aseguran.

De hecho, la única categoría profesionalizada en el fútbol es la Primera División Femenina, la Liga F. Tan solo los clubes que pertenezcan a ellas tienen la obligación de contratar a jornada completa, situación muy diferente a la de sus homónimos masculinos, a los que se les impone en las tres primeras categorías. Por lo que muchas mujeres se ven obligadas a compatibilizar su carrera deportiva con otros trabajos. El nuevo convenio para la Liga femenina de fútbol, firmado el pasado enero, fue impugnado por el sindicato ante el Ministerio de Trabajo. El convenio, el segundo de la historia del fútbol femenino español, fijó el salario anual en 22.500 euros. Pero AFE señala que la media salarial, teniendo en cuenta el resto de las categorías, no alcanza los 17.000 euros anuales. Cifras dispares a las del fútbol masculino: 190.000 euros de salario mínimo en Primera División y 95.500 para Segunda. Las futbolistas profesionales cobran de media un 88% menos que sus compañeros de primera categoría, e incluso un 76% menos que aquellos que militan en una inferior.

Para AFE, además, el convenio “deja en una situación de desprotección a las jugadoras del filial con dinámica de primer equipo que han cumplido los requisitos de participación (12 convocatorias o 10 partidos jugados)”. “De cara a la siguiente temporada, estas futbolistas, aproximadamente un 20%, no quedarían amparadas por el convenio hasta volver a alcanzar dichos criterios”, añaden. Pero las desigualdades van más allá de la brecha salarial, y también abarca problemas en los calendarios. Mientras que en el fútbol masculino las fechas de competición se negocian entre LaLiga, la Real Federación Española de Fútbol y AFE, en el femenino el calendario lo elabora la Liga F de manera unilateral. O problemas de conciliación, sobre todo familiar. En el nuevo convenio de la liga femenina se mantiene la renovación automática de contrato por un año más para las futbolistas que se queden embarazadas. Pero la inestabilidad laboral provoca que muchas renuncien a la maternidad, señala AFE. Para el sindicato de futbolistas, una baja cotización o carreras laborales cortas son algunas de las consecuencias de esta brecha a la que se enfrentan.

Desigualdades que también se sufren en el baloncesto, el deporte con más licencias federativas femeninas en España, estando las ligas bajo el paraguas de la Federación Española de Baloncesto (FEB). En noviembre de 2023 se firmó el nuevo convenio colectivo —el último databa de 2008— y se acordaron 16.000 euros brutos anuales de salario mínimo, además de establecer la obligatoriedad de los contratos a jornada completa. “Nuestra idea era sentar unas condiciones mínimas de salario y laborales, y seguir trabajando a partir de ahí”, asegura Lucila Pascua, exjugadora y presidenta de la Asociación de Jugadoras de Baloncesto (AJUB).

En la Liga ACB se aplica una retribución anual mínima de 28.000 euros brutos de manera uniforme a todos los jugadores después de eliminar una escala salarial por edades que variaba entre los 20.500 para los menores de 19 y los 68.400 para los mayores de 26 años. “Yo llegué a un punto en mi carrera en que si me fijaba en los sueldos de los jugadores de la ACB me agobiaba. La brecha salarial es solo la punta del iceberg de la desigualdad que existe; es la consecuencia de todo. En el deporte, esta brecha es un pozo. Además, no es una brecha de la que se pueda hacer un cálculo realista, la diferencia es abismal”, confiesa Pascua. Y añade: “Lo habitual es que a ti te pregunten durante toda tu carrera deportiva si te pagan por ello”.

“Creo que en ninguna profesión del mundo existe un convenio masculino y otro femenino, tan solo en el deporte”, destaca la exjugadora. La diferencia para el deportista hombre y mujer sigue siendo evidente, incluso en aquellos deportes mayoritarios y que dan pasos con sus nuevos convenios colectivos.

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