El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha lanzado desde Davos un discurso muy duro contra las redes sociales y su efecto tóxico sobre la democracia, y especialmente contra sus dueños multimillonarios que se niegan a que puedan usarse como se pensó en un principio, para unir y para favorecer un debate sano. Sánchez ha afirmado que “un pequeño grupo de tecnomillonarios” no está satisfecho con acumular todo el poder económico, sino que además quiere el “poder político”, socavando las “instituciones democráticas”. “Y ya ni lo ocultan”, ha afirmado.
Sánchez ha centrado todo su discurso en esa crítica, ha llegado a decir que las redes “están alterando el orden social y están aumentando la división y el odio” y por eso él propone, y llevará estas ideas al Consejo Europeo, que los estados “recuperen el control” para hacer unas redes que ayuden a la democracia y no la pongan en peligro.
Para eso plantea tres medidas: acabar con el anonimato, forzar a los dueños a dar a conocer el algoritmo para poder evaluarlo, y por último que los dueños de estas plataformas “sean penalmente responsables de lo que pasa en sus redes”. “Igual que el dueño de un restaurante es responsable si se envenenan sus clientes, los dueños deben ser responsables si sus redes envenenan el debate público”, ha resumido.
El presidente del Gobierno ha despertado risas entre los asistentes cuando ha dicho, en tono irónico: “Make social media great again” [”Hagamos grandes las redes sociales de nuevo”], en alusión al célebre lema del mandatario estadounidense Donald Trump: “Make America great again”.