Stellantis y CATL invertirán 4.100 millones de euros para construir la mayor planta de baterías de España, que se levantará en Zaragoza. Ambas compañías han oficializado este martes la esperada inversión, que finalmente ha sido superior a los 3.000 millones de euros, como adelantó este periódico la semana pasada. El acuerdo se ha sellado tras el visto bueno del Ejecutivo chino de Xi Jinping, el último que faltaba por dar el “sí, quiero”, el cual dilató su decisión por el conflicto arancelario que mantiene con la Unión Europea, por los aranceles extra impuestos a los vehículos eléctricos producidos en China. La gigafactoría que podrá contar con una capacidad de producción de unos 50 GWh de baterías de tecnología LFP (de litio-ferrofosfato), se prevé que comience la producción en 2026.
Alcanzar dicha capacidad máxima dependerá de la evolución del mercado de vehículos eléctricos en Europa, a día de hoy estancado, y del “apoyo continuo de las autoridades en España y la Unión Europea”, ha indicado Stellantis en un comunicado conjunto con CATL, con quien había firmado un memorando de entendimiento en noviembre de 2023.
El acuerdo ha sido posible tras más de un año de negociaciones entre Stellantis y el Ejecutivo, que le ha otorgado al fabricante con sede en Luxemburgo 357,8 millones de euros en subvenciones provenientes de los Perte del Vehículo Eléctrico y Conectado (Perte VEC) y el Perte de Descarbonización, un dinero que se ha repartido entre las tres plantas de Stellantis en España, sobre todo en Vigo y Zaragoza, que son las que tienen su futuro industrial a medio y largo plazo más claro. Esa suma de dinero ha sido suficiente para que la compañía termine eligiendo a España para una inversión estratégica, que seguramente levante celos en Italia, país que emprendió una cruzada contra el ex consejero delegado de Stellantis, Carlos Tavares, el cual terminó dimitiendo sorpresivamente el pasado 1 de diciembre.
Dicha salida produjo inquietud en el Gobierno español porque previamente Tavares se había reunido con el presidente español, Pedro Sánchez, para terminar de arreglar los últimos flecos y oficializar definitivamente la inversión para la construcción de la planta de baterías. Sin embargo, esos fantasmas se despejaron rápidamente con la llamada telefónica que mantuvo John Elkann, presidente de Stellantis, con Sánchez, apenas un día después del adiós de Tavares.
Además, en la víspera de la firma de este pacto, este lunes Sánchez se reunió acompañado del ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, con el presidente y consejero delegado de CATL, Robin Zeng. Así, se le ha dado forma definitiva a esta inversión que supondrá un espaldarazo para la producción automovilística española, que se asegura así otra gran planta de baterías, además de la que el grupo Volkswagen está construyendo en Sagunto (Valencia); la que planea levantar la también china Envision, en Navalmoral de la Mata; y la quiere construir InoBat en Valladolid. La de Stellantis es hasta la fecha, la mayor inversión en una planta de baterías en España, por delante de la de Volkswagen, que contará con unos 40 GWh de capacidad de producción, aunque está podría incrementarse hasta los 60 GWh en una posterior ampliación.
“El objetivo de CATL es hacer accesible la tecnología de carbono cero en todo el mundo, y esperamos cooperar con nuestros socios a nivel mundial a través de modelos de cooperación más innovadores”, ha señalado Zeng en el comunicado hecho público este martes. “Stellantis está comprometida con un futuro descarbonizado, abarcando todas las tecnologías de baterías avanzadas disponibles para llevar productos competitivos de vehículos eléctricos a nuestros clientes”, ha destacado por su parte Elkann. La tecnología LFP es vista por el sector como la vía más rápida para abaratar los vehículos eléctricos, ya que es una tecnología con una menor densidad energética en comparación con las tradicionales NMC, lo que las hace tener una menor autonomía, pero ser más accesibles en precio.
La construcción de la gigafactoría, unido a la futura instalación de la plataforma de producción STLA Small en las factorías de Vigo y Zaragoza, que conllevará una inversión de aproximadamente 900 millones de euros, supondrá asegurar durante la próxima década el empleo en las fábricas nacionales de Stellantis. Este grupo fue el mayor productor automovilístico de España el año pasado, con más de un millón unidades ensambladas entre Vigo (la mayor fábrica del país), Zaragoza y Madrid. Esta última está pendiente de su futuro industrial, ya que no está previsto, al menos de momento, que reciba la STLA Small, que es la plataforma sobre la que se harán todos los futuros coches eléctricos compactos del grupo.
El anuncio de la STLA Small aún deberá de esperar un poco más debido al conflicto entre Italia y Stellantis, un país clave en el accionariado del fabricante automovilístico, ya que la familia Agnelli es su principal accionista, con un 14,87% de los títulos, a través de su brazo inversor Exor. El enfado de Italia se debe a la caída en picado de la producción de las plantas nacionales de Stellantis. Según informan los sindicatos de ese país, la actividad de las fábricas transalpinas se ha reducido un 41% entre enero y septiembre, un dato dramático para el sector del automóvil italiano que depende casi exclusivamente de Stellantis, poseedor de marcas históricas del país y su mayor productor nacional. El motivo principal de esta reducción se debe principalmente a una cuestión de costes, ya que Stellantis prefiere producir en países más baratos como Marruecos, Polonia e incluso España, que posee algunas de las plantas más productivas del grupo.