No al derecho de retorno para los gazatíes. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no ha podido dejarlo más claro: ha descartado rotundamente que los 2,3 millones de residentes palestinos de Gaza (él declara 1,9 millones) puedan regresar a la Franja si se lleva a cabo su plan de expulsarlos y convertir el territorio en un enclave inmobiliario internacional, que él denomina como “la Riviera de Oriente Próximo”.
En extractos que ha divulgado la cadena Fox de una entrevista grabada este fin de semana, y que emitirá este lunes, el republicano contesta con un tajante “no, no lo tendrían” a la pregunta del presentador Brett Baier acerca del derecho de retorno de los gazatíes una vez concluyera el largo proceso de reconstrucción. En ocasiones previas, Trump ha calculado que serán necesarios al menos entre 10 y 15 años para dejar la Franja en condiciones habitables tras una guerra en la que las bombas israelíes han matado a más de 45.000 palestinos, destruido las infraestructuras y derrumbado la inmensa mayoría de los edificios.
Sus nuevas declaraciones coinciden con el anuncio del movimiento islamista Hamás de que aplaza “hasta nuevo aviso” la liberación de rehenes en Gaza prevista para esta semana. El paso, que el grupo radical palestino asegura que toma en represalia por las “vulneraciones” de Israel del alto el fuego en la Franja, representa la mayor crisis hasta ahora del frágil acuerdo de tregua e intercambio de prisioneros entre Hamás e Israel logrado en enero tras meses de negociaciones.
El presidente estadounidense causó estupor y consternación la semana pasada cuando anunció por sorpresa, en una rueda de prensa junto al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, su propuesta de “tomar el control” y “poseer” Gaza, de donde se expulsaría a sus residentes para reasentarlos en Egipto, Jordania y quizá otros países árabes, sin tener en cuenta sus deseos ni el derecho internacional, que considera los traslados forzosos de población un crimen contra la humanidad.
En esas declaraciones, el presidente estadounidense afirmó que los gazatíes no volverían a la Franja, que él describe como “un sitio de demolición”. Según él, los propios palestinos tampoco querrían volver, porque vivirían mucho mejor en sus nuevos hogares que en un lugar que será inhabitable durante años. Pero al día siguiente, dada la conmoción internacional causada por las palabras del republicano, la Casa Blanca aseguraba que el desplazamiento solo sería “temporal”. En otras intervenciones, Trump se mostraba ambiguo al respecto. Hasta ahora.
En los extractos que ha divulgado Fox, Trump declara que su plan es construir asentamientos permanentes para los más de dos millones de gazatíes en otros países árabes de la zona. Allí se levantarían “seis, siete, nueve” enclaves, “bellas comunidades” “mucho mejores” que lo que los gazatíes han conocido hasta ahora. El presidente estadounidense vuelve a declararse convencido de que, una vez asentados allí, los residentes no se querrían marchar de ahí para regresar a la Franja.
Mientras tanto, declara, Estados Unidos tomaría el control de Gaza —“la poseeríamos”, ha dicho— y poco a poco construiría “un enclave inmobiliario para el futuro”. El presidente resta importancia a la oposición rotunda a su plan de los países árabes, incluidos Egipto y Jordania, y se muestra convencido de que llegará a un acuerdo con El Cairo y Amán para que cedan territorio donde construir esos nuevos asentamientos que planea. “Les damos miles de millones de dólares cada año”, insiste, insinuando que esa ayuda se convertiría en herramienta de presión para arrancarles el sí.
Jordania recibió en 2023 casi 1.700 millones de dólares en asistencia estadounidense, según los datos oficiales del Gobierno en Washington. Egipto obtuvo 1.500 millones, de los que más de 1.200 fueron de ayuda militar.
Reunión con el rey Abdalá II
Precisamente, Trump tiene previsto reunirse este martes con el rey Abdalá II de Jordania en la Casa Blanca. Este lunes, su secretario de Estado, Marco Rubio, recibía al ministro egipcio de Asuntos Exteriores, Badr Abdelati. En las próximas semanas, según ha adelantado el presidente israelí, Isaac Herzog, el republicano también podría verse con el presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi, y el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán.
Los países árabes han rechazado con rotundidad el plan de Trump, que consideran que equivaldría a una limpieza étnica similar a la que ya vivió el pueblo palestino entre 1947 y 1949, la Nakba (“Catástrofe”) en la que cerca de 750.000 palestinos huyeron ante la llegada de milicias judías primero y el nuevo ejército israelí después. También consideran que dinamita cualquier posibilidad de establecer un Estado palestino y amenaza la estabilidad en Oriente Próximo. Para Egipto y Jordania, la amenaza es existencial: ya cuentan con una importante población de refugiados palestinos. Un nuevo flujo de centenares de millones de personas quebraría los delicados equilibrios sociales y políticos, y correría el riesgo de crear nuevos grupos radicalizados.
Además, el plan del presidente no deja claro cómo piensa Estados Unidos hacerse cargo de Gaza. Él ha hablado de que Israel se la cedería, e incluso ha mencionado que podría “comprarla”, como dice que quiere hacer con Groenlandia, la isla ártica bajo control danés. Pero Israel no puede hacer eso: la Franja no es parte de su territorio, no está bajo su soberanía.
Pero Trump ha dejado claro que está decidido a poner en práctica su plan. Este domingo, en declaraciones a los periodistas desde el avión presidencial Air Force One, en el que se trasladaba a Nueva Orleans para asistir a la Super Bowl, la final del campeonato de fútbol americano, reiteraba su interés en “poseer” el territorio.
“Estoy comprometido con comprar y poseer Gaza. Acerca de que nosotros la reconstruyamos, podemos dársela a otros Estados en Oriente Próximo para que levanten partes de ella, otra gente puede hacerlo, bajo nuestro patrocinio. Pero estamos comprometidos a poseerla, hacernos cargo de ella, y asegurarnos de que (el grupo radical palestino) Hamás no vuelve a ella”, afirmaba.
En sus declaraciones a bordo del Air Force One, el presidente estadounidense también expresó su frustración acerca de cómo Hamás cumple su parte del acuerdo de alto el fuego e intercambio de prisioneros en Gaza. Como hizo Netanyahu el sábado tras la liberación de tres rehenes israelíes visiblemente desnutridos, Trump insinuó que está perdiendo la paciencia. “Parecían supervivientes del Holocausto. Estaban en condiciones horribles, en los huesos”, señaló. “No sé cuánto tiempo más vamos a poder soportarlo… en algún momento vamos a perder la paciencia”.