El enfrentamiento entre la agencia de noticias estadounidense Associated Press (AP) y Donald Trump a cuenta del cambio de denominación del golfo de México desembocó este viernes en el veto indefinido de AP en la Casa Blanca. Los reporteros ya no podrán entrar al Despacho Oval, ni abordar el avión presidencial Air Force One, hasta que AP no cumpla con el requerimiento de la nueva Administración de escribir golfo de América, el nuevo nombre que Trump ha dado por decreto a la masa de agua que baña el sur del país.
La prohibición se hizo pública con un post del subjefe de Gabinete de la Casa Blanca, Taylor Budowich. “Associated Press sigue ignorando el cambio de nombre geográfico legal del golfo de América”, escribió. “Esta decisión no solo divide, sino que también expone el compromiso de AP con la desinformación. Si bien su derecho a informar de manera irresponsable y deshonesta está protegido por la Primera Enmienda, no garantiza su privilegio de acceso sin restricciones a espacios limitados, como el Despacho Oval y el Air Force One”. El funcionario prometía también abrir esos espacios “a los muchos miles de periodistas a los que se les ha prohibido cubrir estas áreas íntimas de la Administración”. “Los periodistas y fotógrafos de AP conservarán sus credenciales para el complejo de la Casa Blanca”, añadió.
El origen de la bronca, uno de los primeros encontronazos graves entre la prensa y Trump desde que regresó a la Casa Blanca, está en una de las decenas de decretos que el nuevo presidente en su primer día de vuelta en el cargo, por el que ordenaba al secretario de Interior que el golfo de México pasara, después de cuatro siglos de tener ese nombre, a llamarse golfo de América.
El cambió de nombre se materializó el domingo, con una firma mientras el presidente sobrevolaba el golfo, camino de Nueva Orleans, para la final de la liga nacional de fútbol americano. Entre el lunes y el martes, gigantes tecnológicos como Google y Apple obedecieron y cambiaron la denominación en sus instrumentos de navegación, pero solo para quienes accedieran a ellos desde Estados Unidos.
El martes, a uno de los reporteros de AP en la Casa Blanca no le dejaron entrar, como cada día desde el inicio del nuevo mandato de Trump, al Despacho Oval, para que fuera testigo de la firma de decretos, un ritual insólito en el que el presidente habla con los periodistas. ¿El motivo? Que en sus informaciones, la agencia seguía fiel a la denominación de golfo de México.
Los responsables de una de las mayores agencias de noticias del mundo, una organización sin ánimo de lucro que da servicio mucho más allá de las fronteras estadounidenses, dijeron entonces que si no adoptan la nueva denominación es porque su audiencia es global, y solo Estados Unidos ha decidido cambiar el nombre, y anunciaron su intención de aclarar siempre que mencionaran el golfo añadirían a continuación que la Administración de Trump ha decidido llamarlo de otra manera.
“Es alarmante que la administración Trump castigue a AP por su periodismo independiente”, dijo su editora ejecutiva después del veto del martes. “Limitar nuestro acceso al Despacho Oval en función del contenido del discurso de AP no solo impide gravemente el acceso del público a las noticias independientes, sino que viola claramente la Primera Enmienda”. La prohibición siguió durante la semana, hasta que el viernes se hizo indefinida.
No solo AP continúa en Estados Unidos usando la denominación antigua. También The New York Times, Bloomberg News, Reuters, The New Yorker y Los Angeles Times, entre otros, optan por el empleo de golfo de México.
Tras la escalada en el enfrentamiento entre AP y la Casa Blanca se esconde la obsesión de la nueva Administración con el nacionalismo, que hace del acto de ignorar que esas aguas también bañan las costas de México y Cuba un arma de las guerras culturales que libra la derecha en este país. También habla de una vieja querella entre Trump y los medios, y especialmente con la agencia estadounidense, a la que al movimiento MAGA (por Make America Great Again) le divierte llamar American Pravda, en referencia al diario oficial del Kremlin en tiempos de la Unión Soviética.