Mientras las grandes potencias, China y Estados Unidos, destinan miles de millones a la inteligencia artificial, la Unión Europea opta por fortalecer el marco regulatorio de esta tecnología. La aparición de DeepSeek-V3 en China ha reabierto el debate. Este modelo de lenguaje barato ―costó 5,6 millones de dólares, comparado con los 100 millones de la última versión del ChatGPT―, gratuito ―otras plataformas como ChatGPT ofrecen parte de sus servicios con el pago de una suscripción― y de código abierto ―lo que permite mayor transparencia― generó pérdidas por casi 600.000 millones de dólares al gigante de los microchips Nvidia. DeepSeek fue creado con una drástica reducción en los costes económicos, así como en el consumo de energía que demanda su entrenamiento y en su uso posterior.
Con una inversión mucho menor y una estrategia descentralizada, ¿puede Europa desempeñar un papel decisivo en esta carrera por la IA sin contar con un Silicon Valley propio? ¿O se limitará a ser espectadora en una competencia dominada por Washington y Pekín?
Este programa está producido por el canal ARTE y se distribuye en nueve idiomas gracias al proyecto Emove Hub que, además de EL PAÍS, incluye a Gazeta Wyborcza (Polonia), Internazionale (Italia), Ir (Letonia), Kathimerini (Grecia), Le Soir (Bélgica) y Telex (Hungría). Los medios que participan en el proyecto reciben financiación de la Unión Europea de acuerdo con la convocatoria European Media Hubs, liderada por la Dirección General de Redes de Comunicación, Contenido y Tecnología (DG Connect), que se enmarca dentro de las acciones multimedia de los Veintisiete.